EL EGO Y EL YO

EL EGO Y EL YO

El “Yo” o Ego, se define como la unidad dinámica que constituye el individuo consciente de su propia identidad y de su relación con el medio; es, pues, el punto de referencia de todos los fenómenos físicos, psíquicos y sexuales. El ego es, para la psicología, la instancia psíquica a través de la cual el individuo se reconoce como yo y es consciente de su propia identidad. El ego, por lo tanto, es el punto de referencia de los fenómenos físicos y media entre la realidad del mundo exterior, los ideales del superyó y los instintos del ello.

La búsqueda de identidad, su crisis y su pérdida constituyen un centro de preocupación e investigación actual. El individuo, el grupo, las sociedades tradicionales o industriales aspiran a coincidir nuevamente con su propio ser. El tema de afecta a todas la identidad las sociedades y a casi todas las disciplinas. La identidad es una necesidad básica del ser humano. Poder responder a la pregunta en tanto poder responder a la pregunta de ¿quién soy yo? es tan necesario como El afecto o el alimentarnos.

Erich Fromm plantea que: «esta necesidad de un sentimiento de identidad es tan vital e imperativa, que el hombre no podría estar sano si no encontrara algún modo de satisfacerla». Según lo que él expone, la identidad es una necesidad afectiva («sentimiento»), cognitiva («conciencia de sí mismo y del vecino como personas diferentes») y activa (el ser humano tiene que «tomar decisiones» haciendo uso de su libertad y voluntad).

Al morir uno no se lleva nada de este mundo, y si así desnudos de toda posesión nos presentáramos ante Dios, y él preguntara ¿Quién eres?… ¿Qué le contestarías?

EL EGO Y EL YO

El ego fue formado por el entorno cultural conceptualizado en pensamientos y emociones que el hombre va experimentando y acumulando conforme crece biológica y mentalmente llegando a formar actitudes, hábitos, y forma de vida, con las cuales el hombre se identifica y adopta como su identidad. En psicología al ego se le identifica como el “yo”, dado que esta ciencia estudia la mente a través de las actitudes y acciones del hombre.

Descartes dijo: “Cogito Ergo Sum” que quiere decir: “Pienso por lo tanto existo” Sí, el hombre es el pensador, pero el hombre actual lejos de identificarse con el ser, el pensador que mora dentro de él, se identifica con sus pensamientos, convirtiendo el universo y él mismo en seres y cosas conceptuales y emotivas dado que las ideas que forman sus pensamientos son conceptos y subjetividades no la realidad.

El hombre ha extendido su ego o yo, más allá de él mismo, a través de sus posesiones tanto materiales como abstractas, llegando a confundir el “Tener” con el “Ser” y donde su ego confirman o fortalece su existencia a través del poder o propiedades como: El dinero, bienes raíces, mujeres, amores, admiración, prestigio, autoridad, poder, etc.

El ego no es un ser original, sino virtual, por lo cual, siempre está buscando alimentar o confirmar su existencia a través de la sensación de ser real a través nuevas posesiones o éxitos alcanzados, que llevados a extremos pueden caer trastornos de personalidad obsesiva – compulsiva con estados de ansiedad.

Ante las palabras o actos de otra persona, el ego siempre está en guardia contra cualquier posibilidad de verse disminuido. Los mecanismos de defensa y reparación se activan automáticamente para restablecer la forma mental del yo o el ego, el que otra persona tenga una razón distinta a la suya, lo tiene sin cuidado, el ego siempre está más interesado en conservar su existencia y su verdad, aunque tal verdad sea incorrecta.

El ego de algún modo tiene algo “parecido” a una mente independiente, que tiene la particularidad de generar estructuras de pensamientos basados en experiencias emocionales del pasado independientemente de nuestra voluntad, a los cuales el “yo” los identifica como propios al mismo tiempo que los asume como parte de su propia identidad. El ego necesita alimentos para continuar existiendo, de ahí que emita recuerdos o pensamientos pasados que evoquen un estado emocional para renovar o fortalecer su existencia.

Conclusión:

El ser no puede conocerse solo por él mismo, sino que lo intenta a través de su reflejo en el cuerpo material que le sirve de vehículo. El ser a través de la percepción y sensación por los sentidos físicos, se percibe a sí mismo y a su entorno, como lo que soy y no soy.

El hombre solo se tiene a sí mismo para comprender todo cuanto él es, el universo, y a la divinidad que cubierta por los tres velos compenetra a la vez que trasciende todo cuanto existe. Pero antes de dar el primer paso en su ascenso, debe descubrirse a sí mismo y contestar a la Pregunta ¿Quién soy? O ¿Que soy?

Hasta en los momentos en que nos parece estar conscientes de nosotros mismos nos hemos convertido en un objeto, una forma de pensamientos y conceptos. No de nosotros mismos”. «Nuestro sentido de lo que somos determina cuáles han de ser nuestras necesidades y las cosas a las cuales les atribuiremos importancia en la vida llegando a impulsarnos al triunfo o la derrota, la felicidad o la infelicidad.

La importancia del autoconocimiento del verdadero yo, radica en conocer sus potencialidades y atributos, llegando a rodearse de los recursos y personas que favorezcan el desarrollo y realización del verdadero sentido de su existencia. El éxito y la felicidad del hombre radican en el conocimiento de ese sentido y su realización.

Lázaharo Hael

Acerca de Federico M.

"Sé amigo de la verdad hasta el martirio; pero no seas su apóstol hasta la intolerancia". —Pitágoras

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