Jóvenes impulsivos que no piensan en el futuro ni en las consecuencias de lo que hacen. Los años nos dan experiencias, perspectivas, balances, pero también nos dan muchas lecciones, son aquellas cosas que me hubiera gustado saber antes.
Me hubiera gustado tener esta sabiduría a los 20, me hubiera gustado haber escuchado más a mis padres cuando me decían que ciertas cosas no eran tan buenas para mí. Si bien es cierto, todo el camino que hemos recorrido hasta hoy, nos ha convertido en lo que somos, hay algunas lecciones tan importantes para la vida que solo podemos aprenderlas después de caer.
1. Tu salud mental es lo más importante
Tu salud mental es lo más importante, más importante que todo, que tu carrera, que el dinero, que las opiniones de otras personas, incluso, más importante que ese compromiso que te obligan a cumplir, más importante que el estado de ánimo de tu pareja y más importante que los deseos de tu familia. Así que, si cuidarte a ti mismo significa decepcionar a alguien, pues decepciona a alguien, porque tú eres lo más importante.
2. El daño emocional es causado por tus propios pensamientos
El 99% del daño emocional es causado por ti y por tus pensamientos. Solo el 1% es causado por la realidad, así que la mayoría de las veces, lo que te hace daño no es el problema, sino, la forma en que vez al problema. Porque de seguro que puedes arreglar la mayoría de los problemas, cuidando tus pensamientos y tus actitudes, porque todo es cuestión de perspectiva y cómo reaccionas a la vida.
3. Cuando sientas que te estás perdiendo, dedícate un tiempo para ti
Cada vez que sientas que te estás perdiendo a ti mismo, pasa más tiempo contigo y menos tiempo con el resto, ámate, cuídate y consiéntete, porque tú eres lo más importante, porque nadie se va a preocupar por ti, que tú mismo. Y cuando digo tiempo para ti no me refiero a tirarte en el sillón a ver Netflix, me refiero a que hagas cosas que realmente te apasionen y te hagan sentir feliz y pleno. Algún día vas a darte cuenta que el tiempo pasa muy rápido y que pudiste haber leído más, aprendido a tocar un instrumento, pasar más tiempo con tu familia o simplemente cuidar más de ti. Todas estas actividades te van a dar mucha paz y tranquilidad con el pasar de los años.
4. Ojalá me hubiera cuidado mejor
Todos nos hemos sentido invencibles. Todos pensábamos que el alcohol, el tabaco, las malas noches y que la riquísima comida chatarra nunca pasarían factura. Los problemas de salud prematuros o el envejecimiento siempre hacen que uno se pregunte si hubiera comido más saludablemente, hubiera hecho más ejercicio y hubiera estado menos estresado, ¿estaría mejor hoy?
5. No te compares con los demás
No debemos compararnos con el resto, la única comparación saludable y real que puedes hacer es comparar tu «yo» de ayer con tu «yo» de hoy. Así harás un progreso real concentrándote en ti y mejorar lo que debes mejorar en realidad y no solo las apariencias.
6. No tengas apegos
No te apegues a algo que no es bueno para ti, personas, lugares, trabajos, parejas, etc.; lo mejor es encontrar una misión, un conjunto de valores para poder seguir. Esta es la mejor manera de seguir tu corazón y evitar apegarte a algo que no es bueno para ti.
7. Que importe menos lo que piensen los demás
Solo cuando te das cuenta de lo poco que importa lo que las personas piensan realmente de ti (en un sentido negativo), te das cuenta de cuánto tiempo pasaste preocupándote y desperdiciando energía, dándole importancia a todas estas personas.
8. Si quieres alimentar un problema, no dejes de pensar en él
Si quieres que el problema termine, toma acción sobre lo que te está preocupando, los problemas se alimentan de la preocupación y solo dándoles solución te vas a sentir mejor, no dando vuelta a los asuntos.
9. La importancia de las relaciones
Las relaciones humanas deberían enseñarse desde niños porque durante nuestra vida afectarán a nuestro futuro. Las relaciones son el verdadero fundamento de un gran equipo. No es el talento, no es la motivación, no son los medios, no es el dinero, no es otra cosa que las relaciones. Tener una buena relación con la gente que nos rodea nos dará un entorno de armonía.
10. Aprender a decir NO
No siempre la mejor respuesta es sí. Cuando estés ante una situación compleja y ya hayas agotado todas las posibilidades, es totalmente válido decir que no. Quizá al principio tu respuesta genere algunos problemas, pero a la larga un NO honesto es mejor que un SÍ que no es certero. Cuando debas dar una negativa, explica el por qué y busca una solución en el que todos los involucrados se sientan cómodos.
11. La importancia del ahorro
Es de las más difíciles de aprender. Cuando se es joven, solo se piensa en salir a comer con los amigos a los mejores lugares de la zona, viajar por el mundo, conocer, disfrutar de los frutos que por fin está teniendo tan arduo trabajo. Pero pronto te darás cuenta que esa cuenta carísima en el restaurante de moda, bien pudo ser mejor aprovechada.
12. Nada es «tan importante»
No hay nada tan importante como para quitarte la armonía y la felicidad y que la carga negativa o positiva de las diferentes circunstancias o condiciones está en nuestra mente. Ninguna angustia hará desaparecer el problema. Tranquilo. No te enganches. No pasa nada. Cálmate, respira y aprende. Ninguna dificultad es tan grande, todo tomará su camino.
13. Nada dura para siempre
Nadie sabe qué le depara el mañana. A lo mejor en unas semanas te ofrecen el puesto que siempre habías soñado, tal vez te aburres de tu trabajo y te vas de trotamundos, múltiples cosas podrían suceder, a lo que me refiero es que no podemos dar nada por sentado, no sabemos a ciencia cierta qué va a pasar mañana, así que tomemos todo con calma y prioricemos.
14. La rutina de la paz interior
Es tan fácil volverse adicto al trabajo, creer que nadie se compara contigo, que eres irremplazable y nadie lo hará como tú y negarse a delegar; creer que el cliente es lo más importante, y dejar que el trabajo termine por matar tu creatividad. Recuerda dormir las horas necesarias, darte una ducha que te anime, comer bien, hacer ejercicio, darle tiempo a la familia, amigos y pareja en el momento y sentirte pleno.
15. No puedes cambiar a nadie
Solo con la edad comprenderás que a menudo intentaste cambiar a otra persona cuando el error no estaba en ella, sino en otra circunstancia o incluso en uno mismo. Hay que aceptar a la gente como es y, si no nos hace felices, la solución no será intentar adaptarlas a nosotros, sino no estar a su lado. Eso sí, los estudios aseguran que aunque una persona no puede cambiar rasgos fundamentales de la personalidad de su pareja (ser irritable, compulsivo, vago o rencoroso), sí puede cambiar pequeños hábitos que entorpecen la relación.
«La vida es un camino de constantes batallas, y aunque no las venza todas, nunca voy a dejar de sonreír».