A ser sinceros no sé cómo comenzar este artículo, lo he llamado «El despertar de la conciencia» ; algunos estaréis familiarizados con el asunto, otros tendréis alguna que otra información efímera sobre ella, pero la realidad es que la mayoría de las personas que habitan en este planeta «no son conscientes» o lo que es lo mismo viven dormidos.
Cuando hablo de vivir dormidos me refiero a que de alguna forma vivimos en base a una programación, una programación que esta determinada por un sistema de creencias y convicciones que nos han inoculado desde que apenas teníamos uso de razón. Sí, es terrorífico, estoy diciéndote que a ti y a mi de alguna forma nos han programado, nos han dicho como tenemos que pensar, como tenemos que actuar ante determinadas situaciones y lo que es peor, como tenemos que vivir.
Esta claro que las experiencias y condicionamientos que hemos vivido a lo largo de nuestra vida también están influyendo en nuestra forma de ver el mundo, pero también es cierto que estos también han sido en base a lo que nuestra sociedad, tu cultura o la mía nos han dicho que es correcto o no es correcto.
Hay varias maneras de entender esto; por una parte, hemos de irnos al principio, al origen, y cuando me refiero al origen me estoy refiriendo a cuando éramos apenas unos niños. Bien, por aquel entonces nuestra mente era una libreta en blanco, tu estado natural cuando eras niño es el del bien, es el de la felicidad, de hecho, en la Biblia ya se dice que «El reino de Dios es de los niños» por esto mismo te estoy diciendo ahora que la naturaleza del niño es el bien, es la felicidad, es el amor en su máximo exponente. Nosotros, tú y yo estábamos experimentando dicha constantemente cuando éramos pequeños, éramos dichosos, o lo que es lo mismo estábamos experimentando amor y felicidad indefinida.
Pero de repente y con el paso de los años esa felicidad, ese amor indefinido fue desapareciendo, ¿Qué sucedió? Muy sencillo, comenzaron a programarnos ¿Quién? Nuestra sociedad, nuestra cultura, nuestra religión, y bueno, esto que voy a decir ahora para algunos os va a sonar terrible… ¿Estáis preparados? Bien, os lo voy a decir claro: Vuestra familia, si… vuestro circulo mas interno os programó y os sigue programando a día de hoy a muchos de vosotros pero no lo veis, o espera un momento, quizá no es que no lo veáis, lo que pasa es que muchos de vosotros no queréis verlo y os lo demostraré mas adelante o quizá en futuros artículos.
Solo éramos unos niños, mentes vírgenes, tierra fértil… que fácil es programar a un niño, adoctrinar, moldear su mente, su personalidad. Un niño no tiene la capacidad de cuestionarse nada, puedes lavarles el cerebro fácilmente. Exacto, nos han lavado el cerebro.
Espera un momento, he dicho antes que un niño no tiene la capacidad de cuestionarse nada, es decir dará por valido o por bueno cualquier información que se le transmita o se le inocule y formará sus creencias en base a ello, pero; ¿Qué hay de ti? Esto se va a poner divertido ya veréis ¿Me estás diciendo que tú que tienes más años que Matusalén tampoco te cuestionas? Y me decís entonces ¿Qué tenemos que cuestionarnos Vicente? Y entonces os digo: Todo. Si. Todo.
Y entonces nos hacemos mayores y «somos expulsados del Reino», y con razón.
Ateneos a las consecuencias de esto, porque es devastador. Nuestra sociedad, nuestra cultura, nuestra religión nos ha programado para que seamos infelices. Exactamente, lo que leéis, infelices. Y ahora os lo traduciré en un lenguaje que os sonará mas familiar <No serás feliz hasta que no consigas ese trabajo, Tienes que esforzarte para ser el mejor, para ser el primero de tu promoción, Debes casarte y formar una familia, Tienes que impresionar a esa chica o a ese chico que te gusta de lo contrario no la/o conseguirás, Has de comprarte ese coche deportivo, debes tener seis cifras en la cuenta corriente, Tienes que salir en la TV, Tienes que ser famoso/a o lo que es peor tienes que depender emocionalmente de alguien, necesitas la aprobación de la gente.>
Y de repente hacemos de esto un vicio, una droga, de repente nuestra felicidad pasa a depender de estas cosas, voy a repetirlo Nuestra felicidad depende de estas cosas, simplemente dantesco. Ya veis, una lavada de cerebro en toda regla. Nos drogaron cuando éramos pequeños, y ahora todo nuestro ser esta pidiendo esa droga.
¿Miráis por encima del hombro a un alcohólico, a un drogadicto? Voy a ser prudente esta noche; Vosotros no sois mejores que ellos. Pensadlo.
Pero tengo buenas noticias para ti; Puedes desprogramarte, puedes despertar, y lo mejor es que no tienes que hacer nada, y os voy a decir cómo se hace a lo largo de este retiro.
Me gustan mucho las analogías, os voy a contar una historia preciosa que define muy bien este estado hipnótico de las personas y que tan hermosamente plasmó Anthony de Mello en su obra maestra «Despierta» una delicia que revolucionó mi vida en todos los sentidos. Dice así.
Un hombre llama a la puerta de la habitación de su hijo: -Jaime- le dice-, despierta.
-No quiero levantarme, papá- responde Jaime.
-Levántate, tienes que ir a la escuela -le grita el padre.
-No quiero ir a la escuela.
-¿Por qué no? -pregunta el padre.
-Por tres razones -dice Jaime- La primera es que es demasiado aburrida, la segunda es que se meten conmigo y la tercera es que detesto la escuela.
-Bueno, pues yo te voy a dar tres razones por las que debes ir -Dice el Padre- La primera es que es tu deber, la segunda es que tienes cuarenta y cinco años y la tercera es que eres el director.
¡Despierta!, ¡Despierta! Si , Si , te lo estoy diciendo a ti, ya eres mayorcito. Ven a la realidad. Es maravilloso.