Solemos escuchar que «solo cuando seas madre te darás cuenta de lo que te estoy hablando». Y es cierto, cuando me convertí en madre, comprendí la suerte que tuve toda mi vida de tener una madre como la mía. Seguramente, a ti te suceda lo mismo.
Ellas siempre están ahí, al pie del cañón, listas para dar batalla por nosotros. ¿Cuánto de todo eso devolvemos como hijos? A veces, somos algo desagradecidos, y nuestras acciones pueden herirlas. Ellas saben que son nuestro mundo, pero, sin darnos cuenta, hacemos mella en su corazón cuando tenemos algunas de estas actitudes.
1. Olvidar llamarla
Ignorar el simple gesto de llamar a tu madre puede tener un impacto profundo en su corazón. Cuando te independizaste, ella celebró con orgullo tu vuelo hacia la adultez. Aunque disfruta viéndote crecer, la ausencia de noticias tuyas durante días enteros puede generar preocupación.
Es comprensible que la vida agitada nos lleve por caminos apresurados, pero eso no debería ser razón para dejar de lado un acto tan sencillo como una llamada. Aunque ella sea fuerte e independiente, hay que valorar saber de ella y asegurarse de que esté bien. Después de todo, ella ha dedicado su vida entera a su hijo, hay que retribuir ese amor mostrando interés genuino en su bienestar.
Además de fortalecer el vínculo emocional, ¿sabías que hablar con tu madre por teléfono también puede tener beneficios para la salud? Establecer esa conexión regular no solo la tranquiliza, sino que también contribuye a un sentido de bienestar mutuo. La comunicación constante es una manera simple pero significativa de demostrarle cuánto aprecias todo lo que ha hecho por ti.
2. Discutir constantemente con tus hermanos
Las constantes disputas entre hermanos, aunque una parte natural de la dinámica familiar, pueden convertirse en una fuente de dolor profundo para una madre. Aunque los desacuerdos y rivalidades son comunes durante la infancia, prolongar esas discordias en el tiempo afecta no solo a la madre, sino a toda la dinámica familiar.
Abordar y resolver los problemas con tus hermanos es fundamental para mantener una relación armoniosa, contribuyendo así al bienestar de tu madre y fortaleciendo los lazos fraternales. Incluso si lleva tiempo lograr la reconciliación, el esfuerzo vale la pena por el impacto positivo que tiene en la familia. Evitar hablar mal de tus hermanos delante de tu madre es esencial, ya que ella ama a cada uno por igual y anhela ver a sus hijos unidos en el afecto. Esta medida no solo protege sus sentimientos, sino que también fomenta un ambiente de unidad familiar, proporcionando a tu madre la paz que anhela para sus seres queridos.
3. Desmerecerla
Menospreciar a la madre es una situación lamentable que algunos hijos enfrentan a medida que crecen. A menudo, ignoran sus consejos, menosprecian su sabiduría o, simplemente, adoptan un trato despectivo, pensando que lo que dice carece de valor.
Más allá de los desafíos familiares que puedan surgir, menospreciar a una madre es deshonrarla y subestimar profundamente todo lo que ha hecho por nosotros. Es crucial reflexionar sobre las razones detrás de este comportamiento, ya que pueden residir en heridas pasadas no resueltas.
Como adulto, es fundamental entablar una conversación sincera con tu madre para abordar cualquier conflicto o malentendido. Explorar las razones detrás de tu actitud te permitirá comprender mejor y, posiblemente, sanar las heridas del pasado. Al restaurar el respeto y la amabilidad en la relación, experimentarás una conexión más profunda y la satisfacción de tratar a tu madre con el respeto que merece.
4. No agradecerle
Apreciar y expresar gratitud hacia tu madre es esencial, ya que sus acciones van más allá de las responsabilidades parentales. Aunque los padres asumen la tarea de cuidar y satisfacer las necesidades de sus hijos, hay numerosas acciones que realizan desde el corazón.
Cuando no expresamos gratitud hacia nuestra madre, ella puede sentirse herida, pensando que no valoramos el amor que nos ha brindado a lo largo de los años. Aunque puedas asumir que ella sabe que aprecias su esfuerzo, es crucial hacérselo saber de manera regular.
Agradece por cada detalle, desde la fiesta de cumpleaños hasta los sacrificios en las noches sin dormir. Reconoce su dedicación al priorizar a sus hijos en su vida. No esperes a una ocasión especial; agradece a Dios diariamente por tenerla y expresa tu agradecimiento a tu madre por estar siempre a tu lado.
5. Revivir las heridas de la infancia
Revivir las heridas de la infancia puede ser un acto doloroso y perjudicial. Todos los padres, sin excepción, cometen errores, ya que la perfección no es una cualidad humana. Es posible que tengas hijos pequeños que, en el futuro, también te recuerden tus propios errores.
Recuerda que tu madre siempre buscó lo mejor para ti. En el proceso de criar a sus hijos, los padres pueden cometer errores debido a su deseo sincero de brindar una crianza óptima. En lugar de recalcar y revivir constantemente esas situaciones, es importante perdonar a tu madre y seguir adelante. Reconoce que sus acciones fueron motivadas por el amor y la intención de ofrecerte lo mejor, incluso si en algunos momentos no todo salió como se esperaba. La capacidad de perdonar y comprender es esencial para construir una relación más fuerte y saludable con tu madre.
Si tienes el privilegio de tener a tu madre presente, aprovecha cada instante para mostrarle tu amor y aprecio. Bríndale el mismo cuidado y consideración que ella ha ofrecido a lo largo de los años, evitando causarle dolor, ya que el tiempo no espera y no hay espacio para lamentos tardíos.
«Quizás no notes que estas acciones podrían estar causándole dolor. La vida es única, aprovecha el tiempo con tu madre».
Por Aleja Bama
