Esa pequeña palabrita pero tan difícil de pronunciar. Muchas personas sufren enormes cantidades de estrés y ansiedad por culpa de decir que SI a todo menos a sí mismos. Temen parecer egoístas si dicen NO o que perderán el tren de la oportunidad.
Y puede que tengan razón en ese ultimo caso, pero sencillamente hay otras ocasiones y contextos en los que no haber dicho NO se puede volver una tortura. Decir NO es una habilidad que muchas personas de éxito han reconocido.
Lo cierto es que no existe una única respuesta. Aquí van cuatro posibles razones:
Estas cuatro razones seguramente sean las cuatro razones más poderosas por las que a la gente le cuesta tanto decir que no. Pero saber decir que no es necesario para forjar también tu propia identidad frente a los demás. Para construir esta fuerte identidad que te permitirá decir que no en determinadas situaciones, aquí tienes algunas pautas que te serán de utilidad y que puedes llevar a la práctica en el momento en que debas tomar una decisión.
Muchas veces aceptas una invitación o un trabajo suplementario porque das tu respuesta inmediatamente. ¿Porque responder enseguida? Solicita un tiempo de reflexión antes de dar tu respuesta.
No hay que confundir la empatía con la simpatía. Mientras que la empatía se centra en escuchar al otro, la simpatía tiende a responder al otro. Y con frecuencia esa respuesta tiende a ser que sí porque al querer ser simpáticos lo que se tiende es que obtener la aprobación del otro.
Si no eres capaz de decir que no, puede que llegue un punto en que acabes viviendo la vida que han elegido los demás en lugar de la tuya. Lo que sucede es que decir que sí a todo provoca que tu vida pase a un segundo plano, es decir, dediques buena parte de tu tiempo a satisfacer los deseos y las necesidades de los demás poniéndote a ti en segundo lugar. De lo que se trata es de establecer prioridades y ser consciente de que la ayuda que quieras dar sea una decisión propia y tomada libremente. Se puede ser solidario y cooperador sin necesidad necesidad de decir que sí a todo el mundo.
Tan importante es decir que no como la manera en que dices que no. De lo que se trata es de decir que no de una forma clara, calmada y nada agresiva. Hay que decir no una vez y solamente no.
Es importante que seas breve a la hora de responder que no a una petición. Para decir que no basta con un simple no. Me explico. En ocasiones, al sentirte culpable por decir que no, después de decir no a una petición introduces la expresión “es qué”. Por ejemplo: No, es que no tengo tiempo. Cuando introduces la expresión “es que” lo único que haces es mostrar inseguridad y tu «no» pierde toda la fuerza que tenía al principio.
Si sabes de antemano que te cuesta decir que no, entonces es necesario que practiques por tu cuenta y te entrenes para decir no a las personas, basta con que te pongas frente a un espejo y repitas frases como: «Lo siento pero no podré hacerlo», «Desgraciadamente me resultará imposible”. De lo que se trata es de que visualices posibles situaciones en las que sabes que la gente te preguntará algo que sabes que la respuesta debe ser no.
Una decisión nunca debería tener ningún tipo de coacción. Pero bien sabes que la coacción, directa o indirecta, está presente en muchas de las peticiones que te hacen. La gente acostumbra decir que sí porque tiene miedo a perder su trabajo, a perder amigos, a perder el favoritismo de un padre o una madre frente a sus hermanos. Decir que sí por miedo es ir perdiendo paulatinamente tu autoconfianza y tu autoestima. Saber decir que no es, de alguna forma, aprender a renunciar a algo y esa renuncia siempre irá acompañada de incertidumbre, una incertidumbre que debes evitar que se transforme en miedo.
No sólo hay que saber decir que no de palabra. También es importante saber decir que no con tu lenguaje corporal. ¿Cómo hacerlo?
No es malo disculparte tras decir que no, pero esta disculpa debe estar proporciona a la negativa que acabas de dar. Se puede dar una disculpa sin dejar de ser asertivo. De lo que se trata es de que la disculpa no sea desmesurada porque esto lo que hace es debilitar el no que has dado. Aquí van algunos ejemplos de disculpas moderadas.
Si ya es difícil decir que No una vez a alguien, imagínate tener que decirlo varias veces. Esto sucede cuando el «no» que das es un «no» abierto, es decir, un «no» que deja una puerta abierta a un posible sí más adelante. Pueden darse casos en que un «no» abierto sea necesario y quiero dejar claro que no es algo que se vea como negativo. Lo que quiero darte a entender es que cuando la decisión de tu «no» es firme, debe ser una opción cerrada para ti y para quien recibe tu «no». Aquí te dejo algunas respuestas que dejan un no abierto.
Creo que no. Me parece que no. Seguramente no. De momento no. No, pero…
Saber decir que no. A modo de conclusión.
Saber decir que no sin que te sientas culpable es una forma inmejorable de reafirmar tu propio yo y tu autoestima. Diciendo que no al otro estás demostrando que tienes personalidad y criterio. Y todo ello sin sentirte culpable por la decisión que has tomado.
La mitad de los problemas vienen de decir SI demasiado pronto, y la otra mitad vienen de decir NO demasiado tarde.
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