En este viaje de autodescubrimiento, reconocer el poder del «hasta aquí» es solo el comienzo. Más allá de liberarte de relaciones tóxicas, este proceso te brinda la oportunidad de redescubrirte a ti mismo. La reconexión con tu esencia, valores y sueños es esencial para tu crecimiento personal.
Decir «hasta aquí llegué» a una persona que está desgarrando tu mente y alma es un acto de valentía, una decisión que salva vidas. A menudo, asociamos el dolor con el amor, pero la verdad es más compleja.
Experimentamos dolor por la soledad, la hipocresía, las palabras hirientes, las mentiras, el rechazo, el silencio, el olvido y la pérdida de alguien que amamos. En este complejo entramado emocional, es crucial reflexionar: ¿realmente el amor duele?
¿Te dolería que te trataran con amabilidad, que te amaran, respetaran, valoraran, tomaran en cuenta, se preocuparan por ti cada día, y que tu opinión importara? Esta es la esencia del amor, y si las acciones van en sentido contrario, no es amor genuino. Antes de responder, es imperativo sopesar estos aspectos.
El silencio, muchas veces, grita más fuerte. Cuando alguien queda sin habla, es una señal de que su corazón está exhausto, incapaz de encontrar palabras. El deseo de aferrarnos a lo que nos lastima choca con la realidad: al liberarnos, todo cambia. El tiempo, inexorable, nos despoja de posesiones, relaciones, personas, estatus y salud.
Retener el dolor no tiene sentido y solo engendra tristeza, frustración y dolor. Aunque soltar puede resultar desafiante, alejarse de lo que perturba nuestra paz es liberador. No hay momento tarde para un nuevo comienzo; sanar el espíritu inicia buscando la magia interna.
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No esperes a que llegue algo externo, activa tu fe, ten compasión de ti, cultiva humildad, perdónate, obsérvate. Quiérete, cúrate, ármate, abrázate, purifícate, sana tus heridas y vuelve a soñar. Deja que el amor guíe tu corazón, la lógica tu mente y la fe tu alma.
Si tienes un carisma bonito, un alma hermosa, una esencia radiante, si bailas con gracia, miras con ternura, abrazas con calidez, besas con pasión y amas con nobleza, mereces a alguien que refleje tu hermosura.
Al abrazar la idea de que mereces más, construyes un camino hacia una vida más plena y auténtica. El acto de soltar no solo implica despedirte de lo que ya no sirve, sino también abrir espacio para nuevas posibilidades. El espacio vacío se convierte en un lienzo en blanco donde puedes pintar nuevas experiencias, relaciones y logros.
Aceptar la realidad de que las personas y las circunstancias cambian es fundamental en este proceso. La vida es dinámica, y tu capacidad de adaptarte y fluir determina tu bienestar emocional. El «hasta aquí» se convierte en una afirmación de tu valía, un recordatorio de que mereces vivir rodeado de amor, respeto y alegría.
La paciencia contigo mismo es esencial en este viaje. La sanación no es lineal; habrá días de retroceso y días de avance. Permítete sentir todas las emociones y aprende de ellas. Al cultivar la comprensión y la aceptación, te abres a la posibilidad de un amor propio más profundo y duradero.
Decir «hasta aquí» es un acto de amor propio. Es un paso valiente hacia la creación de una vida que refleje tu autenticidad y dignidad. Atrévete a embarcarte en este viaje de auto-amor, donde cada «adiós» es una bienvenida a un nuevo comienzo.
El secreto no es perseguir mariposas, sino cuidar el jardín para que ellas vengan hacia ti. Piénsalo, mereces un amor que refleje tu capacidad de amar. No te conformes con menos.
Por Aleja Bama