Digamos que ya no quiero levantar más la bandera intentando llamar tu atención, intentando que me consideres tan solo un poco y que entiendas que puedes amarte más que a nadie, pero si quieres estar conmigo debes estar en capacidad de dar, de atender, de contener.
No haré ningún esfuerzo adicional porque mires más allá del metro cuadrado que te rodea, porque hagas un intento por entender las necesidades de quienes te rodean. Sí, ciertamente de alguna manera cada uno de nosotros es solo un personaje en la vida de alguien más, pero ello no significa que perdamos el estatus de individuos independientes y nos resignemos a vivir a través de la vida del otro.
Cada uno de nosotros tiene expectativas, tiene ilusiones, quiere tener participación y ser escuchado, sin el filtro de los intereses de quien lo hace. En lo particular he estado contigo haciendo mi vida a un lado, olvidando inclusive lo que quiero para complacerte, para acompañarte, para estar contigo en tu vida y lo he hecho sin pesar, porque quiero, porque me gusta compartir parte de este trayecto que parece ser más tuyo que mío.
Sin embargo, comienzo a sentirme incómoda cada vez que me encuentro ante una barrera gigante que no me permite acceder a donde quiero, donde mis deseos son anulados, donde siento que no me escuchas, donde siento que no vale la pena dar un paso más adelante contigo, simplemente porque para ti la dirección hacia donde yo quiera ir no tiene importancia, no tiene validez.
Cada vez me demuestras más que todos los que te rodeamos no somos importantes en tu vida, que puedes descartarnos cuando quieras con tal de no desviar tu dirección. Lo cierto es que no me es posible estar con alguien a quien solo le interesa su manera de pensar, que no es capaz de desviarse un poco con la finalidad de complacer a quien le quiere.
Las personas como tú no son capaces ni siquiera de mirar los esfuerzos que los demás hacen para complacerles, lo que sacrifican, lo que dejan de hacer. Me imagino que suponen que es la obligación de todo el que le rodea, rendirse ante sus peticiones. Adicionalmente son especialistas en mirar todo lo que según ellos, está fuera de orden o no se adapta a lo que desean.
Mientras tanto, quien está del otro lado, sin importar cuánto amen a esa persona egoísta, si ha logrado conservar algo de su amor propio y no ha sacrificado su vida por completo, comienza a demandar con mayor ímpetu espacios, atención, afecto, lo cual comienza a hacer ruido en quien solo piensa en satisfacer sus necesidades y evidentemente no está dispuesto en hacer nada que rompa sus esquemas.
Y ante esas reacciones en donde una vez más veo cómo desmeritan mis necesidades, cómo lo mío no tiene importancia… Decido alejarme lo suficiente como para poder andar mis pasos sin que eso genere una incomodidad para ti, sin generarte pesar, sin tener que ver tu cara de hastío.
Quizás encuentres a alguien que se adapte a solo seguir tus sueños, a caminar tus pasos, a no tener criterio, a no tener vida. Pero te aseguro que esa persona no soy yo.
-Sara Espejo-