Lo primero que debemos hacer si queremos liberarnos de los pensamientos negativos es aprender a reconocerlos y transformarlos para que, en lugar de anclarnos, nos ayuden a avanzar. Tu paz interior no es negociable. Por ello, es necesario que empecemos a “economizar” y a dejar que en nuestra vida habite lo que es importante. Es preciso debilitar y restar poder a todo aquello que hace daño y perturba nuestra mente.
Tal y como suele decirse, en ocasiones, no hay peor enemigo que uno mismo, y no existen peores torturadores que nuestros propios pensamientos. Esos que nos recuerdan una y otra vez los errores del ayer, los que traen la sombra de los miedos y vetan nuestro crecimiento personal.
En la vida hay que andar ligeros. Cuantas menos cargas tengas en tu mente y corazón, mejor avanzarás por tu ciclo vital. Porque todo lo que te enfada o preocupa te hace prisionero. Por ello, hoy queremos enseñarte 3 modos en que puedes quitar poder a todo lo que perturba tu mente.
La mente humana puede llegar a ser un espacio tan complejo como desconocido. En ella, habitan nuestras experiencias y la atribución que hayamos hecho de ellas.
En ocasiones, esas atribuciones no son demasiado acertadas (si una pareja me deja me atribuyo a mí la culpa, porque no soy lo bastante atractivo o interesante).
Hemos de valorar con minuciosidad qué hay detrás de esos pensamientos que cada día limitan nuestra paz interior y nuestro equilibrio. Para ello, debemos tener en cuenta estos consejos:
Una mente tranquila es reflejo de salud. Esto es algo que debemos tener claro desde el principio, porque si caemos en el lado de la preocupación continua, la rabia o la tristeza, enfermaremos.
La necesidad de perdonar es vital en nuestro día a día por una sola razón: nos permite liberarnos. Sabemos que cuesta, sabemos que duele, pero una vez perdonas y dejas ir, tu interior se calma.
En ocasiones nuestros pensamientos recurrentes tienen un claro componente negativo: no puedo, no me lo merezco, a mí no me va a pasar, ya es demasiado tarde.
Vale la pena hacer el esfuerzo de transformar cada pensamiento negativo en positivo: yo sí puedo, yo me lo merezco.
Piensa en tu mente como en una habitación. Hay épocas de nuestra vida en que, por las razones que sean, cerramos todas las ventanas de esa sala quedándonos a oscuras, sin que entre el aire.
Día a día la atmósfera se irá intoxicando y, con ella, nosotros. No vemos nuevas perspectivas, no entra la brisa fresca, esa que nos ofrece oxígeno y fragancias purificadoras.
Es necesario “abrir la mente” y, para ello, para librarnos de esa oscuridad que cubre nuestra mente, es necesario hacer cambios. Hacer que esa habitación se convierta en un palacio de paz lleno de múltiples puertas y ventanas.
Si te encuentras limitado, ya sea por otras personas o por una situación determinada, atrévete a cambiar, a salir de esa realidad.
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