Lo quieras o no, las personas de las que te rodeas terminarán influenciándote. Si te rodeas de personas positivas y entusiastas, su optimismo te contagiará. Al contrario, si te rodeas de gente estresada y pesimista, es probable que termines asumiendo su visión del mundo y que pierdas las ganas de vivir. De hecho, no olvides que las emociones son contagiosas.
Por supuesto, hay situaciones en las que no podemos elegir quienes nos rodean, como en el trabajo, pero podemos decidir si dejamos que esas personas entren en nuestra vida o no. Por eso, cuando llegue el momento de decidir qué personas quieres a tu lado, debes pensar que, por mucha autoestima y autoconfianza que tengas, incluso la roca más dura termina siendo erosionada por la acción continua del mar. Eso significa que deberías procurar rodearte de gente interesante, no interesada.
Todos somos, en mayor o menor medida, personas interesadas. Sin embargo, hay gente que solo se acerca a nosotros porque desea algo, pero no está dispuesta a entregar nada a cambio. Les reconocerás porque:
En realidad, estas personas no son malas, el problema es que no saben relacionarse de otra forma. Creen que son el centro del universo y su egoísmo les hace pensar que todos deben convertirse en sus “súbditos”.
Para mantener una relación cordial con ellos, debes hacerles entender que les respetas pero que también esperas que respeten tu individualidad. Marca límites y asegúrate de que no los traspasen. Hazles saber que no caerás en su juego y que puedes ayudarles en determinadas situaciones pero eso no significa que siempre estarás a su disposición.
Una persona interesante es alguien que nos aporta mucho desde el punto de vista emocional e intelectual. Estas personas:
Las personas interesantes siempre deslumbran, ya sea por su conocimiento, su capacidad para transmitir afecto, su empatía o su autenticidad. No son personas perfectas, nadie lo es, pero saben acoger y respetar a los demás, relacionándose desde lo más profundo de su “yo”. Son personas con las que conectas casi inmediatamente y sientes una empatía total porque compartes ideas, pasiones y aficiones.
A menudo a estas personas no les interesa “encajar” o “adaptarse”, por lo que en muchas ocasiones sus actitudes y puntos de vista representan un desafío para los demás. De hecho, esa es una de las razones por la que nos resultan tan estimulantes ya que, a pesar de compartir valores, también son muy diferentes y se convierten en agentes de cambio que impulsan nuestro crecimiento.
Busca a gente que vibre, que sepa criticarte sin herirte, gente que persiga sus sueños y contagie su alegría, que no desfallezca, que busquen soluciones y que reconozcan sus errores cuando se equivoquen. Cuando las encuentres, no las dejes escapar porque son un hallazgo precioso.
Y por supuesto, intenta convertirte en una persona así, en una persona interesante con la que valga la pena pasar el tiempo y comprometerse.
-Jennifer Delgado-
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