SI MAÑANA NO DESPIERTO

En un abrir y cerrar de ojos, todo puede cambiar. El tiempo es un tesoro efímero que se desvanece sin aviso previo. En ese instante de silencio y quietud, nos damos cuenta de lo frágiles que somos, de la incertidumbre que rodea nuestro destino. Nos enfrentamos a la realidad de que la vida es un regalo precioso que no podemos dar por sentado.

El mañana se convierte en una promesa que a veces no se cumple, una ilusión que puede desvanecerse en un suspiro. Y en ese momento de contemplación, nos damos cuenta de lo importante que es vivir plenamente, abrazar cada oportunidad, amar con intensidad y expresar gratitud por todo lo que nos rodea.

SI Mañana No Despierto

Si mañana no despierto, quiero que lleves con amor y gratitud cada recuerdo que compartimos. No deseo que te sumerjas en la tristeza, sino que celebres la vida que vivimos juntos. Permítele a mi partida recordarte la importancia de vivir cada día intensamente, sin dejar que el miedo o la tristeza nos detengan.

Sí mañana no despierto, no digas que no era mí tiempo, porque Dios no se equivoca, y su tiempo es perfecto. No digas que no era mi tiempo, porque en cada momento vivido, en cada sonrisa compartida, y en cada acto de amor, mi tiempo en este mundo se hizo eterno. Acepta que mi tiempo en este mundo ha llegado a su fin, pero mi legado y el amor que nos unió permanecerán intactos en tu corazón.

A mis queridos hijos, ustedes han sido el mayor regalo que Dios me ha concedido. Les pido que continúen caminando por la vida con honestidad, bondad y valentía. Sean ejemplos vivos de amor y compasión, y confíen en que algún día nos encontraremos de nuevo en el abrazo eterno.

A ti, hermana, hermano de mi corazón, quiero expresarte mi profundo agradecimiento. Tu presencia en mi vida ha sido una bendición inigualable. No deseo que derrames lágrimas por mi ausencia, sino que eleves una oración en mi nombre, para que mi alma encuentre paz en el más allá.

Si mañana no despierto y eres el amor de mi vida y alguna vez te preguntas si realmente me he ido, no te aferres a la idea de que estoy muerta, sino que pienses en mí como dormida, descansando en paz. Llévame siempre en tu corazón, permitiéndome ser parte de cada latido y de cada paso que des. Recuerda que el verdadero sentido de la vida está en el amor que compartimos, y eso nunca muere, solo se transforma.

No quiero que detengas tu vida en el sufrimiento por mi ausencia. Si alguna vez anhelas verme y extrañas mi presencia, búscame en la belleza de un jardín, en la esencia de las flores que bailan al viento. Encuéntrame en la suave caricia de una mariposa y en el canto de las aves. Siente mi presencia en cada pétalo de una rosa y en la claridad de los ríos que fluyen con serenidad. Permíteme acompañarte en cada momento de quietud y en cada suspiro de esperanza.

Si alguna vez te dije «te quiero», ten la certeza de que esas palabras surgieron desde lo más profundo de mi ser. No me gustan las mentiras, siempre he sido sincero(a) en expresar lo que siento. Por eso, hoy te invito a vivir intensamente, a amar sin límites y a valorar cada instante como si fuera el último. La vida es frágil y efímera, y es nuestra responsabilidad aprovecharla al máximo.

No tengo todas las respuestas sobre por qué escribo estas palabras, pero sé que mi deseo es que vivas con pasión y plenitud. Quiero que te levantes cada día dispuesto(a) a abrazar la vida y a disfrutar de cada experiencia que se presente. Si mañana no despierto, quiero que sepas que mi amor por ti trasciende el tiempo y el espacio. No mueren aquellos que dicen adiós, sino aquellos que son olvidados. Que mi memoria permanezca viva en ti y en aquellos que compartieron nuestra historia.

Así que, si mañana no despierto, no llores mi partida, sino celebra mi vida y continúa escribiendo tu propia historia. Vive con gratitud, compasión y amor, sabiendo que estoy en un lugar de paz y que siempre estaré a tu lado en espíritu.

«Vive cada día como si fuera un regalo, porque en realidad lo es. Ama sin reservas, ríe sin miedo y abraza cada oportunidad que la vida te presente».

Por Aleja Bama