UN HIJO NO ES UN REGALO

UN HIJO NO ES UN REGALO

Un hijo no debe ser considerado como un regalo, una asignatura pendiente o un proyecto personal que se quiere completar. Cada ser humano es único e independiente, incluyendo a los hijos, y no deben ser vistos como un objeto que sirva para cumplir las expectativas de otros, como de los padres o abuelos.

Un hijo no es una carga ni un reemplazo de alguien o algo que se ha perdido, sino que es un ser humano con su propia vida y su propio camino. Los padres deben ver a los hijos como una oportunidad para aprender, crecer y amar incondicionalmente.

Tener un hijo no debería ser una decisión tomada a la ligera y no se debe esperar que un hijo llene un vacío en la vida de los padres o resuelva problemas personales o de pareja. Es importante que los padres reconozcan la responsabilidad que conlleva tener un hijo y que lo vean como un ser independiente con su propia vida y no como una extensión de ellos mismos.

A continuación quiero compartir con ustedes una reflexión de la psicóloga Carolina Mora que habla sobre el verdadero significado de tener un hijo, y por qué es importante cuestionar ciertas creencias y preconcepciones que pueden limitar nuestro amor y comprensión hacia ellos.

Un hijo no es un Regalo

Un hijo no es un regalo.
No es un compañero asignado para un hermano.
No es un nieto que los abuelos piden con insistencia.

Un hijo no es una asignatura pendiente.
No viene a cumplir con lo que nos hubiera gustado y no pudimos hacer.
No viene a darle sentido a nuestras vidas. Ella o él es su propia vida. .

Un hijo no es reemplazo de ningún proyecto truncado ni a una persona perdida.
No es el salvavidas de ninguna persona ni de ninguna pareja.
Un hijo no viene a completar ni llenar nada.
No es un tapón, no es un acompañante ni un mesías.

Un hijo no es del capricho, es del deseo.
Es un otro desde el comienzo y viene a vivir su propia vida.
Llega a nosotros con su propia impronta, su temperamento y sus ganas de ser.
Le acompañaremos a descubrirse él o ella misma, le permitiremos expresarse con libertad, elegir quien quiere ser y que le gusta hacer.

Aceptaremos desde el comienzo que no puede corresponderse a nuestro ideal, a nuestros mandatos ni a nuestros agujeros ni tampoco es nuestro reflejo. Le tomaremos en brazos, le prestaremos el cuerpo, le daremos la mano y dejaremos la distancia necesaria para que se anime a caminar y explorar el mundo.

Y, aunque nos duela verle distanciarse, le esperaremos en nuestro lugar para que si regresa, encuentre nuestro abrazo sin reproches, sin culpas. Colmado de libertad. Hijo mío, hija mía: Yo te libero de que me salves, de que me cuides, de que me des felicidad y de que sientas que «me debes algo».

“No hay tal cosa como un padre perfecto. Así que solo sé uno real». -Sue Atkins

Por Aleja Bama

Acerca de Aleja

"El trabajo sobre sí mismo está en no mirar, ni juzgar a los demás, sino comprender que todo lo que está a mí alrededor, está en mi interior".

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