La razón es como la punta de un iceberg; lo que está hundido dentro del agua representa al inconsciente. Se trata de usar las dos partes del cerebro, la consciente y la inconsciente; la intuitiva y la razonable.
El mundo es consciencia e inconsciente, es extenso. Vemos más de lo que vemos, oímos más de lo que oímos, tenemos una mirada inconsciente, una escucha inconsciente”. Tenemos el inconsciente individual, personal, por debajo del mismo está el inconsciente familiar, el que nos conecta con el árbol. El inconsciente colectivo, del que hablaba Jung, todos estamos conectados entre si. El inconsciente histórico. El inconsciente cósmico en último lugar, es el más profundo.
Como decía Jung: “Cuanto más aptos somos para hacer consciente lo inconsciente, más grande es la cantidad de vida que integramos”. La individuación es un proceso consistente en la unificación de las esferas consciente e inconsciente de la personalidad en una totalidad a la que Jung denomina, el “Sí mismo”. En términos psicológicos, la individuación consiste en el desarrollo de la psique en el sentido de ser uno mismo, ser quien uno realmente es más allá de los propios condicionamientos individuales, familiares, sociales.
El inconsciente es un mundo hecho de imágenes, de metáforas y de arquetipos. Es nuestro aliado, se muestra a través de sueños y de gente que aparece en la vida. Nos da cosas, nos manda mensajes. El inconsciente no es traducible, es totalmente caótico.Las pesadillas son mensajes del inconsciente que te dice: “hay aspectos de tu persona real que no te atreves a vivir y que ves como angustiosas monstruosidades. Aprovecho que estás dormido para inquietarte, despertar tu curiosidad, llamarte, rogarte, perseguirte para que por fin entres en mi reino, que es el de tu verdadera esencia. Cesa de temer, hazme frente. Pregúntame: ¿qué me quieres decir? (lo que significa: ¿qué me quiero decir?)
Conocer el propio árbol genealógico es en cierta forma como conocer nuestro inconsciente. Lo que está “escrito” en nuestro árbol, también lo está en nuestro inconsciente, por tanto vamos a repetirlo a menos que lo conozcamos y lo trabajemos. Nuestra parte inconsciente no sale a flote sólo en los sueños, sino que toma parte activa de alguna manera también en las horas de vigilia: manifestándose en el cuerpo, en forma de síntoma o enfermedad, en actos fallidos, por nombrar algunos ejemplos.
Si usted tiene una familia donde todos tienen una profesión liberal, lógicamente tendrá cierta tendencia hacia esas profesiones. Si en su familia hay un fracaso muy traumático, es muy posible que cuando llegue a la edad que su padre tenía cuando aquello sucedió se replantee su vida profesional. ¡Inconscientemente, esa historia lo domina todo!
¿Cómo vemos a los hombres y a las mujeres? ¿Cómo concebimos la feminidad y la sexualidad? ¿Cómo viajamos? ¿Qué importancia le damos al dinero? ¿Qué importancia le damos a la seducción y al placer? Las ideas políticas y religiosas, todo está en función de la familia y de su historia. Todo se transmite.
Nuestro árbol genealógico, nuestro inconsciente, es como una tribu. Tiene miedo a que nos diferenciemos de él. Somos portadores de los conflictos no solucionados de nuestro árbol genealógico y eso se manifiesta en nosotros de muchas maneras.
Si aprendemos su lenguaje, se pone a trabajar para nosotros. Si la familia que se encuentra en nuestro interior, anclada en la memoria infantil, es la base de nuestro inconsciente, debemos entonces desarrollar a cada pariente como un arquetipo. Es preciso que le concedamos nuestro nivel de conciencia, que lo exaltemos, que lo imaginemos alcanzando lo mejor de él mismo.
Todo lo que le damos, nos lo damos. Lo que le negamos, nos lo negamos. Esta forma de sanarnos y sanar el árbol tendrá repercusiones positivas en las generaciones venideras. Siendo nosotros mismos y desactivando las trampas caducas del árbol, estamos trabajando no sólo para nosotros, sino también para los que nos sigan en el tiempo futuro.
-Alejandro Jodorowsky-