En la maravillosa aventura de ser padres nos encontramos con la cruda realidad de que no hay un manual que nos ofrezca pasos infalibles para moldear a nuestros hijos en individuos independientes y exitosos. Nos lanzamos a la tarea basándonos en la intuición, la lógica y, en muchos casos, replicamos patrones aprendidos durante nuestra propia infancia para guiar a nuestras pequeñas creaciones hacia el mejor camino. Sin embargo, en este trayecto, inadvertidamente, podemos poner en peligro la autoestima de nuestros hijos.
La autoestima es como una joya delicada que define cómo una persona se ve a sí misma, su amor propio, su valor y aceptación, representa el reconocimiento profundo de sus virtudes y defectos. Es crucial, antes de adentrarnos en cómo nuestras acciones afectan la autoestima de nuestros hijos, comprender este concepto tan esencial.
Cuando corregimos y castigamos a nuestros hijos sin gestionar adecuadamente nuestras propias emociones, corremos el riesgo de desestabilizar su equilibrio emocional. Esto puede llevar a que crezcan con percepciones distorsionadas sobre sí mismos, alimentando la semilla de la inseguridad, la sensación de incapacidad y el temor. Este cóctel emocional, lamentablemente, puede convertirse en un obstáculo para que nuestros hijos alcancen sus sueños en el futuro.
¿Cómo afectamos la autoestima de nuestros hijos?
1. «¿Por qué no eres como…?»: Las comparaciones son terribles y más aún cuando se tratan de niños. Comparar a los hijos con otros, ya sean hermanos, amigos o modelos a seguir, crea una sensación de inadecuación. Cada niño es único, con habilidades y fortalezas distintas. Las comparaciones constantes pueden hacer que los niños sientan que no son lo suficientemente buenos y que nunca podrán cumplir con las expectativas.
2. «No entiendes nada»: Utilizar expresiones frustradas, especialmente aquellas que implican que los niños son incapaces de comprender, puede hacer que se sientan tontos e incomprendidos. Esto afecta su confianza y puede generar miedo a cometer errores, ya que temen ser regañados o malentendidos.
3. «Mejor lo hago yo»: Cuando los padres asumen las responsabilidades de los hijos, intentando ahorrar tiempo o evitar molestias, están minando la confianza de los niños en sus propias habilidades. Este comportamiento transmite el mensaje de que no se confía en que puedan hacer las cosas por sí mismos, generando una falta de autonomía y autoestima.
4. «Siempre lo haces mal»: Criticar constantemente sin ofrecer orientación positiva destruye la confianza de los niños en sus habilidades. Pueden internalizar la idea de que nunca hacen nada bien y que no son capaces de mejorar.
5. «Siempre estás equivocado»: La repetición de este mensaje puede llevar a que el hijo dude de sus capacidades en todas las áreas de su vida, afectando no solo su desempeño académico o en actividades cotidianas, sino también su percepción global de sí mismo. La construcción de una autoimagen negativa puede perdurar hasta la edad adulta, influyendo en la toma de decisiones, relaciones interpersonales y logros personales.
6. Cuando no los escuchas: Ignorar las opiniones y sentimientos de los hijos, así como excluirlos de las decisiones familiares, puede hacer que se sientan desvalorizados. Esto afecta su percepción de importancia y pertenencia en la familia, repercutiendo negativamente en su autoestima.
7. Cuando menosprecias sus logros: Cuando minimizas sus éxitos o no les das el reconocimiento merecido, estás socavando su confianza en sí mismos y en su capacidad para alcanzar metas. Esta actitud puede llevar a que desarrollen una sensación de insuficiencia y duden de su valía, afectando negativamente su desarrollo emocional y su motivación para enfrentar desafíos futuros.
8. Cuando impones expectativas poco realistas: Establecer metas inalcanzables puede generar ansiedad y desconfianza en las propias habilidades. Los niños pueden sentir que siempre están fallando y que no cumplen con las expectativas, afectando su autoimagen.
9. Cuando empleas castigos humillantes: Utilizar castigos que avergüencen públicamente a los niños puede dejar cicatrices emocionales profundas. Esto afecta la autoestima y puede generar problemas de confianza en sí mismos a largo plazo.
10. Cuando dudas constantemente de ellos: Cuando como padre dudas constantemente de las experiencias que comparten tus hijos, minando la confianza en la comunicación, generando en ellos una sensación de no ser creídos que impacta su autoestima y capacidad para expresarse. Esta desconfianza puede llevar a que se sientan incomprendidos, afectando la calidad de la relación familiar.
Es imperativo que reflexionemos sobre la responsabilidad que llevamos como padres al moldear la autoestima de nuestros hijos. Al explorar cómo, sin querer, podemos minar la confianza y la seguridad emocional de los pequeños, también abrimos la puerta a la posibilidad de crear un ambiente de crianza que fomente el desarrollo emocional sólido y una autoestima positiva.
La labor de guiar a nuestros hijos hacia la confianza en sí mismos exige una atención constante y una conexión genuina con sus experiencias emocionales y psicológicas. No se trata solo de dar reglas, sino de ser un faro de amor y comprensión en su travesía hacia la construcción de una autoimagen saludable y positiva.
«El amor propio comienza en casa, con las palabras que usamos para hablar con nuestros hijos».
Por Aleja Bama