MADRES QUE NO COMPRENDEN QUE SUS PALABRAS Y ACCIONES GENERAN DOLOR EN SUS HIJOS

MADRES QUE NO COMPRENDEN QUE SUS PALABRAS Y ACCIONES GENERAN DOLOR EN SUS HIJOS

Hay Madres llenas de dolor que no comprenden que sus palabras y acciones generan dolor en sus hijos. Una madre tóxica es una madre que sufre y hace sufrir.

Tenemos una creencia casi cultural que a la madre se le debe tolerar, aguantar, soportar todo. Se hizo casi cultural glorificar la maternidad cueste lo que cueste. Lamentablemente gracias a este pensamiento muchos hijos han aprendido a soportar lo insoportable llegando a enfermar.

¿Cómo mantener una relación con ella sin salir lastimado?

Existe un gran sentimiento de ambivalencia para un hijo cuando entra en conflicto con la madre. ¿Cómo mantener una sana relación con mi madre, mientras no sienta que me lastima o me incomoda? Esa ambivalencia es el primer inconveniente que tiene un hijo frente a la figura materna.

Ser madre, no significa convertirse en santa, existen madres que les hacen la vida imposible a sus hijos, no todas las mujeres nacieron para la maternidad. Se suele justifica a la madre diciendo cosas como: «Ya no va a cambiar, ella es así, me dio la vida y es por eso que debo soportarlo todo».

Crecimos con muchas creencias que dicen que debemos honrar a nuestra madre, y confundimos eso «con cueste lo que cueste». Honrar a nuestra madre no significa tener que soportarlo todo. Soportar maltratos, dejar que haga lo que quiera. Honrar a nuestra madre significa respetarme y por sobre todas las cosas no repetir los mismos errores. Trascender limitaciones.

Todas estás creencias se hacen muy pesadas cuando la figura materna es tóxica, pero ¿cómo manejamos este vínculo sin morir en el intento? Cómo en toda relación tóxica debemos aprender cuando debemos poner distancia y límites y eso incluye también a nuestra madre.

La mamá es la mamá, es la que nos dio la vida y hay muchas frases que tenemos todos incorporados como verdades y que hay que animarse a cuestionar.

Nadie te quiere como tú madre. Falso. A veces es la madre la que más sufrimientos e inconvenientes nos hace vivir. El tema no es que nos ame, sino como lo haga.

Nadie te conoce como te conoce tu mamá. Falso. Muchas veces las madres no tienen la más mínima idea de las vivencias internas de sus hijos, el origen de sus miedos, muchas tienen relaciones muy frías y distantes, así estás vivan bajo el mismo techo, sus hijos para ellas son completos desconocidos.

Nadie quiere lo mejor para ti como tu mamá. Falso, muchas madres coartan la libertad de sus hijos, creen saber que es lo mejor para sus hijos, cayendo en una absoluta arrogancia. Quieren que su hijos vivan lo que ellas no pudieron vivir. Muchas han traicionado la confianza de sus hijos.

Por ejemplo creer que nuestra madre es la persona que más nos ama, mientras se mantiene una relación fría y abusiva, se hace muy confuso para un hijo. Un hijo piensa: «Cuando mi madre me está insultando, ella me está amando. Cuando mi madre me está ridiculizando, ella me está amando. Si mi madre es fría, me crítica yo como hijo tiendo que creer que eso es el amor.

Todas estas frases son frases que distan de la verdad muchas veces. Muchas madres realmente no tienen ni la más remota idea de lo que sienten, piensan sus hijos. Muchos hijos suelen confundir amor con abuso y desde pequeños.

El insulto de mi madre equivale a amor… la falta de respeto de mi madre equivale a amor..

Hoy como adultos debemos cuestionar este tipo de maternidad

La madre culturalmente está idealizada. Creemos que por el solo hecho de ser madres, la mujer se convierte mágicamente en un ángel alado, amoroso, intachable. Que el rol de madre nos convierte en seres incuestionables.
El título de madre NO nos hace inimputables. Muchas aprovechan el título de madre para aprovecharse de sus hijos. Para no tener que pagar por sus errores sin tener que sentir un centímetro de culpa.

Una madre puede cometer un abuso y decirle a su hijo: «pero soy tu madre» mientras lo insulta, lo sobaja, lo crítica, lo incómoda.. Decirle: Soy tu madre y debes tolerarme, haga lo que haga, diga lo que diga, te haga sentir lo que te haga sentir, debes aguantarme, solo porque soy tu madre.

Muchas madres solemos caer en una absoluta impunidad. Cabe aclarar que las madres cuando fuimos niñas también hemos crecido con esa creencia, creemos que luego convertidas en madres se nos tiene permitido todo.

Ser madres NO nos da el derecho de hacer con nuestros hijos lo que nos venga en gana, no nos da el derecho de decirles lo que nos venga en gana, de hacer lo que nos venga en gana. Los hijos suelen aguantar cosas increíbles de su madre producto de todas estas creencias que se hicieron culturales. Se nos enseñó desde muy pequeño que a la madre todo se le debe soportar, aguantar y en nombre del amor que sentimos por ella muchas veces soportamos cosas increíbles.

Como toda relación tóxica debemos poner límites y eso la incluye. ¿Qué sucede cuando no pongo límites a mi madre? Existe un deterioro como persona, de autoestima, tus posibilidades de crecimiento se limitan cuando permites abusos de tu madre. Las relaciones tóxicas de padres o de madres, son relaciones de abuso siempre. Cuando éramos niños no podíamos defendernos, hoy como adultos si podemos defendernos de dichos abusos.

¿Qué hacer ante una madre tóxica?

Para preservar la relación y tu integridad, se requiere de la debida distancia para que no nos siga lastimando y sobre todo tratar el sentimiento de culpa que se ha instalado desde la infancia. Nos enseñaron que a la madre se le debe aguantar todo y que todo lo que hace, lo tiene justificado por qué lo hace «por amor». Como resultado terminamos lastimados. Poner distancia y límites es un derecho inalienable que tiene todo ser humano.

Cabe mencionar que desde pequeños se nos inculca un gran sentimiento de culpa, donde los hijos todo debemos tolerar. Muchas veces es para que el adulto quede libre de responsabilidades, libre de admitir errores. Libre de culpa y cargo.

Es válido y necesario mantener una debida distancia incluso hasta con los mejores padres del mundo, ¿para qué? Para conquistar nuestra propia autonomía, la diferenciación, la libertad, el libre pensamiento. Es necesario apartarse de los padres para alcanzar la autonomía y la madurez.

Creer que porque es mi madre tengo que tolerar atropellos, abusos, es algo que nos terminará enfermando. Tengo todo el derecho de poner límites y la distancia que yo considere necesaria para salvaguardar mi integridad emocional.

¿Cómo poner límites?

Simplemente comenzando a poner límites, al principio sentirás culpa, no pasa nada, a medida que vaya pasando el tiempo esa culpa se disipará. Imagínate que estas en una fogata, tu madre es esa fogata, tu cara está muy cerca del fuego. Al primer chispazo que salte a tu cara no te vas a quedar ahí, tienes el derecho y la libertad de tomar distancia para que no te termine quemando. Debo aprender a medir.

¿Cuál es la distancia en el cuál toleró más a mi madre? Ver a mi madre una vez al año? Una vez al mes es más tolerable para mi? En mi casa me siento más cómoda y lo tolero mejor? ¿En la suya? ¿En un lugar público? ¿En qué lugar? ¿En qué tiempo? ¿Qué tipo de conversación no quiero tener? ¿Cuál si quiero tener? Si me duele, me pica, me quema la relación con mi madre, debo tomar distancia de ella. Si lo tolero me quedo, si se pone caliente, me voy.

Hay una frase mundialmente conocida: «Madre hay una sola», ¿pero como se hace cuándo necesitas el calor de una madre y la que tienes es tóxica y fría como un tempano? Vamos a desmentir esta frase, no es verdad que hay una sola, es un mito.

Si necesitas el calor de una madre, y con tu propia madre no lo encuentras, busca en otro lado. Si necesitas compañía, contención, un consejo, busca otras figuras maternas que te den eso que necesitas, una tía, la madre de una amiga, etc.

Procuremos si tenemos una madre tóxica solo limitarnos a vivir lo que se pueda, lo que ella pueda dar, sin exigir. Una madre tóxica no puede darnos más de lo que tiene. No hay necesidad de ser íntimo con una madre tóxica. Si cuando veo a mi madre solo habla de ella, de sus problemas, se victimiza y la conversación gira sólo hacia su obligó, no tiene la capacidad de escucharte y entenderte, si ves que no tiene interés de saber de ti, pero si tiene intereses solo de hablar de ella, lo aceptas.

Debemos comprender que es lo que ella puede darnos, entregarnos, no tiene más. Eres libre de cortar la visita si lo deseas, si consideras que te está haciendo mal. No pidas más de lo que ella pueda darte, pero tampoco seas un masoquista, no debes padecerla.

Recordemos que la toxicidad de nuestra madre va de la mano de la inmadurez y de los propios conflictos que ella trae de sus propia infancia, sin resolver con sus propios padres. Toma la distancia que consideres, no hay necesidad de sentirnos íntimos con una madre tóxica, eso sería una especie de inmolación.

Dejar de ser el trapo de piso de nuestra madre, no nos convierte en un mal hijo

Es válido no querer ver a una madre por los motivos que sean. Porque me lastima, porque me somete, porque me ahoga, porque me hiere, porque me hace sentir cosas horribles, porque he vivido una traición, por el motivo que sea, no estamos obligados a hacer lo que no queremos, incluso con nuestra madre.

El vínculo materno está muy idealizado. Pensamos que por el solo hecho de ser mamá, parir, nos brotará la naturaleza maternal, que solo por parir estamos capacitadas para la maternidad y dar amor incondicional, lamentablemente hay muchas mujeres que tienen hijos por las razones equivocadas.

Muchas mujeres tienen hijos para no quedarse solas. Por imposición familiar y social. Porque tengo el marido, el auto, la casita y ahora me falta el hijo. Por entretenimiento. Para resolver conflictos de pareja. Para tener más valor en la sociedad. Muchas consideran que la mujer cuando se convierte en madre vale más. Para sentirse respetada. Para aparentar madurez, por todo eso, menos desde una entrega de amor incondicional.

Muchas veces se tiene hijos como medios para fines personales. Un hijo no puede ser un medio, un hijo siempre es un fin en sí mismo. Un hijo no debería venir al mundo para llenar un vacío de sus padres, para ser el adorno, el estatus, el recreo, la solución de sus padres.

¿Cuántas mujeres y lo digo sin culparlas, tienen hijos por las razones equivocadas? Puede brotar el instinto maternal cuando se trae un hijo desde la razón equivocada? Cuando se trae hijos de la manera equivocada, será muy difícil que me brote el instinto maternal, ¿por qué? Porque el hijo fue solo un medio egoísta no un deseo altruista y amoroso. ¿Qué puede dar una madre a un hijo, cuándo lo tuvo para llenar un vacío, por adorno? Nada puede dar, solo está buscando recibir de su hijo. Cuando tenemos un hijo por la razón equivocada, como resultado terminamos frustradas, desempeñamos el rol maternal muy mal. ¿Quiénes terminan lastimados y perjudicados? Los hijos.

Hoy si eres adulta o adulto debes saber que puedes y debes poner límites a tu madre, esto te permitirá entender de una manera sabia y madura, cuando tus propios hijos te pongan límites a ti, lo aceptarás, lo tomarás de la mejor manera, sin escándalos y sin ningún deseo de someterlos. No le harás a tus hijos lo que no te gustó que te haga tu madre a ti.

Trabajar la culpa, no solo a tu madre debes aprender a poner límites, sino que también a tu hermano, a tu padre, incluso con tus propios hijos, no hay que sufrir, tienes el derecho de poner limites. Cuando uno pone los límites en el momento adecuado, odia menos, se enoja menos, porque no junta resentimiento, porque no permites que te llegue el escupitajo a la cara, no debemos esperar que el escupitajo nos llegue a la cara.

A prueba y error irás encontrando cual es la distancia correcta que debes mantener, cuales son las estrategias que mejor te sientan. No hay necesidad de entrar en una discusión, solo se pone el límite y se actúa.

Como madres somos absolutamente responsables de la relación que construimos con nuestros hijos, porque somos nosotras las adultas, las grandes. Como hijos no somos responsables de cambiar a los papás, no es la función de un hijo,

Muchas veces quisieras que tu mamá fuera la mamá que tú necesitas, que tu mamá tenga la personalidad que nunca va a tener, que tu mamá pudiera superar sus frustraciones, su victimización, que sea una mujer más madura, esa con la cual tu podrías contar, pero no la podemos cambiar, es lo que es, es lo que hay.

Si yo deseo cambiar a mi mamá, concentraré toda esa energía en ella, como resultado abandonaré a mi pareja, abandonaré a mis hijos, mi profesión, mis proyectos, porque estaré enganchado en mi madre, con toda mi energía puesta en mi madre y eso no es justo para mis hijos, para mi pareja ni para mí propia vida.

Algunos consejos:

Si hoy soy madre o pienso convertirme en madre, y tengo una madre tóxica, debo procurar sanar las heridas que quedaron de mi relación con ella, para no trasladarla a mis propios hijos. Intentar no repetir la dinámica que se suele heredar de generación en generación. No repetir la proyección. Lo que no se sana con los padres, se proyecta en los hijos.

Debes saber que, tu responsabilidad no es tu madre, son tus hijos. Si los tienes, direcciona tu energía en ellos, esa sí es tu responsabilidad y es lo que te toca hacer. Si no tienes hijos, pon tu energía en tus sueños, proyectos y relaciones. La energía de vida circula de ancestros a descendientes, eso es el fluir sano del amor.

Honra a tu madre en lo que es y no permitas abusos. Los conflictos, los problemas de tu madre no te pertenecen, son su responsabilidad resolver.

Debemos comprender que nuestra madre trae conflictos de sus propios padres y para mejorar las cosas ella debería querer reconocer sus conflictos, por ejemplo: que es competitiva, fría o inmadura. Ella debería hacer un trabajo interno personal, ella debería dejar de transferir los problemas que ella tiene, que ella arrastra, contigo, y si no lo hace, no es nuestra responsabilidad resolver.

Las mamás la gran mayoría, llevamos una profunda herida de no aceptación, que si no se ha trabajado, hará la vida de cuadrito a los hijos. No podemos llevarnos bien con una persona que lo primero que hace es criticarnos, sobajarnos, que se mete, que nos lastima, tomar la debida distancia, regular las visitas equivale a ganar en sanidad mental y emocional.

Lo que si podemos hacer, y sí nos compete a nosotros es: Trabajar los conflictos que tenemos con nuestra madre en cualquier forma de terapia para no seguir perpetuándolos en nuestros propios hijos y demás relaciones, porque todo es proyección. Trabajar nuestra toxicidad.

Y por último, entender que nuestra relación con nuestra madre, «para ser sana», debería ser un compartir desde la libertad y jamás debería sentirse una obligación o imposición. Si estoy sufriendo debo saber que tengo todo el derecho de poner límites, y tomar la distancia que yo necesite para preservarme. Cortemos con el círculo vicioso, y no te olvides de ser feliz.

No es la sangre, es el respeto, el apoyo, la confianza, el compromiso y el amor lo que te hace familia.

Acerca de Aleja

"El trabajo sobre sí mismo está en no mirar, ni juzgar a los demás, sino comprender que todo lo que está a mí alrededor, está en mi interior".

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