SÉ UN PADRE O UNA MADRE PRESENTE

SÉ UN PADRE O UNA MADRE PRESENTE

En el maravilloso viaje de la crianza, hay un regalo inestimable que podemos ofrecer a nuestros hijos: ser un padre o una madre presente. Es un compromiso que va más allá de estar físicamente a su lado; implica sumergirnos en el océano de sus emociones, comprender sus sueños y aspiraciones, y estar ahí en cada paso del camino. Ser un padre o una madre presente no solo significa ser testigos de sus logros, sino también abrazar sus fracasos con comprensión y amor incondicional.

Ser un padre o una madre presente implica estar emocional y físicamente conectados con nuestros hijos, brindándoles el apoyo y amor incondicional que necesitan para desarrollarse plenamente. Cultivar una presencia auténtica implica estar conscientes de las necesidades y emociones de nuestros hijos, escucharles activamente y estar disponibles para ellos en cada etapa de su crecimiento.

Tu atención, tus cuidados, tu dedicación y entrega son muy valiosos. Sé un padre o una madre presente para tu hijo, eso es fundamental. Que estés en su vida, que sienta tu presencia, los momentos importantes, en el día a día, estar ahí para responder sus preguntas, sus dudas, sus inquietudes, para hablar, comprenderlo, compartir muchas cosas y bellos instantes.

Además de estar presentes en los momentos de alegría y felicidad, también es importante estar ahí en los momentos difíciles. Practicar la paciencia y la comprensión ante los desafíos que enfrentan nuestros hijos, y ofrecerles un espacio seguro para expresar sus emociones, les permite desarrollar resiliencia y confianza en sí mismos.

Dale tu tiempo de calidad, tu amor, tu cariño, paciencia, confianza, empatía y entrega, abrázalo, acompáñalo para ayudarlo a gestionar mejor sus emociones y estados de ánimo, que se sienta seguro en casa y pueda mostrarse tal como es, que sepa que no le va a faltar tu amor pase lo que pase, sin condicionarlo por su comportamiento o forma de ser, trasmítele y que sepa que lo amas incondicionalmente que lo apoyas, que lo ayudas a ser quién es y lo impulsas en su mejora continua.

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No solo hay que alimentar y vestir a nuestros hijos, también hay que proporcionarles mucho alimento emocional, para que crezcan sanos y felices. Acompáñalos en su camino educa y fomenta sus valores. No basta solo con estar físicamente.

Un niño amado y respetado será un niño que amará el mundo que le rodea y se amará a sí mismo por encima de todo, por tanto respetará la vida. El mejor regalo que puedes darles es una infancia llena de amor, bonitos recuerdos y confianza en sí mismos. Cuando les brindamos un hogar donde se sientan queridos y valorados, les estamos enseñando que son dignos de amor y que merecen ser tratados con respeto y cariño.

Les ofrecemos un espacio seguro donde pueden explorar, aprender y crecer sin miedo al juicio o la crítica. En ese ambiente cálido y afectuoso, florecen la alegría y la curiosidad, y se sienten empoderados para ser auténticos y expresar sus emociones sin reservas. De esta manera, estamos sembrando las semillas de una autoestima fuerte y una confianza inquebrantable que los acompañará a lo largo de sus vidas.

En el transcurso de esta travesía, recordamos que no somos perfectos, pero la presencia genuina nos permite aprender y crecer junto a nuestros hijos. A través de la empatía y el respeto, abrazamos nuestras imperfecciones y modelamos la valentía de ser humanos.

«Criemos hijos que no tengan que recuperarse de su infancia».

Por Aleja Bama

Acerca de Aleja

"El trabajo sobre sí mismo está en no mirar, ni juzgar a los demás, sino comprender que todo lo que está a mí alrededor, está en mi interior".

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