Papá; Podría decirte muchas cosas feas por haberme abandonado, pero dentro de las muchas cosas que tu partida me enseñó, aprendí que el rencor y la venganza solo me hacen mal a mí, y que nada gano con esos sentimientos más que contaminarme. Por eso, he decidido por primera vez escribirte, pero no para recriminarte, sino para por fin poder dejarte ir, aunque nunca hayas estado. Te escribo para decirte que te perdono y que te agradezco.
Te perdono porque que no hayas estado aquí me ha hecho una persona fuerte, valiente, perseverante e independiente. Te perdono porque en realidad no me hiciste falta en ningún minuto. Cuando debías estar, tenía a mi abuelo en tu lugar, el que me entregó en realidad más de que que alguna vez podría haber creído tener. Él, ya habiendo sido padre, me enseñó absolutamente todo lo que debía saber. Él nunca habló mal de ti, o en realidad nunca habló de ti, porque simplemente no eras parte de nuestras vidas, y con eso me enseñó que debemos agradecer por lo que tenemos, no por lo que no. Me enseñó a no rendirme, a no llorar por nada ni por nadie y a no creer que por tu ausencia yo era menos o que debía ser tratado de manera diferente o inferior.
Te perdono porque el dolor que sentí en un minuto me ha hecho invencible, porque he aprendido que si bien el amor parental es importante, el amor a fin de cuentas es amor, y no importa de dónde venga. Tu ausencia solo me ha hecho ser una increíble persona, de la que hoy me siento orgullosa. Tu ausencia me enseñó que el odio no lleva a ninguna parte, me enseñó que nada es imposible.
Te perdono porque me he dado cuenta gracias a tu partida que no puedo tener una mejor madre, la que ha hecho todo por mi, y se las ha podido completamente sola. Ha sacado adelante una familia y ha formado increíbles humanos. Ella sí me ha podido demostrar lo que es amor, y no te hemos necesitado.
He logrado todo lo que he logrado sin ti. No tenerte no ha definido mi éxito, no me ha limitado, de hecho, me ha abierto puertas. Me ha motivado a salir adelante, a no frenarme frente a los obstáculos, a ser resiliente, empoderada, luchadora, soñadora. Y no para demostrartelo a ti, sino para demostrármelo a mi misma. Cuando pienso cómo hubiese sido mi vida si hubieses estado, no puedo imaginar algo mejor que lo que tengo ahora. Así que tranquilo, continúa tu vida y no te martirices por haberme abandonado. Mi vida no ha sido ni un centímetro mala porque no hayas estado en ella. Mi mundo, mi vida, mis sueños y mis metas continuaron sin ti.
Te perdono y espero que hayas encontrado la felicidad, porque yo sí lo hice. Tu partida solo me hizo mas fuerte.
-Emilia García-
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