La muerte simbólica es un concepto terapéutico para reinventarnos. Cuando hablamos de muerte pensamos en el final de una vida, pero también existe un nuevo principio. Esta nueva forma de sentir nos deja una reflexión: «Cada vez que aprendo o desaprendo, cada vez que tomo conciencia, cada vez que soy más consciente y coherente conmigo mismo, cada vez que trasciendo mis creencias, estoy muriendo y volviendo a nacer a otro yo»
Para comprender la muerte simbólica tenemos que comprender la muerte «natural». La física cuántica ya ha demostrado «científicamente» que la muerte en sí, no existe. Para entenderlo más amenamente: Los seres humanos somos energía, materia y vibraciones. Estamos creados desde lo sutil (vibraciones), pasando por la energía de estas, hasta crear así la materia. Cuando morimos nos desprendemos de nuestra materia, pero nuestra energía y nuestra vibración siguen vivas. La energía simplemente se transforma.
Entonces, ¿Qué es la muerte simbólica?. Es una Transformación. Entonces les hago una pregunta:
¿Si les quedaran 2 meses de vida, seguirían haciendo lo que hacen ahora?
Esta pregunta es complicada de contestar, ya que si contestamos un «Si», sabremos que nos estamos engañando. De momento todos tenemos anhelos, cosas que nos gustaría tener, o saber, o poder hacer, bien en el trabajo, en la economía, en las relaciones…. Pero entonces:
¿Qué te impide hacer lo que realmente quieres hacer?
Nadie hace lo que realmente siente que tiene que hacer. Esta es la realidad, por eso hay enfermedades, sufrimiento, culpa, agresividad, rabia, celos, aversión, miedo, etcétera. No nos vemos capaces de vivir libres, nos da miedo saltar al vacío de nuestra grandeza, y todo porque no sabemos qué encontraremos. En cambio, preferimos sufrir y culpar al mundo de nuestro sufrimiento cuando, realmente, lo único que me impide Ser es mi propio miedo.
Cuando una persona viene a consulta con un cáncer terminal, se le invita a que se muera ya. ¿Para qué esperar?, muérete ya, deja atrás todos tus miedos, toda tu vida y reinvéntate. Si mueres a tiempo, no necesitarás morir físicamente.
Para la muerte simbólica se le invita a la persona a una cuarentena, donde pueda reflexionar, sentir y, sobre todo, morir y volver a nacer. Es como un Ave Fénix, tienes que morir y volver al polvo, a las cenizas, al principio, para poder resurgir desde otro yo, con una nueva mirada.
Todos morimos a lo largo de la vida muchas veces, porque lo necesitamos para renovarnos. Si una persona se ancla en el aprendizaje continuo, se aferra al pasado, e ignora las emociones, enfermará.
Sé coherente contigo mismos. Atrévete a saltar.
-Héctor Ibáñez-
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