Hay investigaciones que han demostrado que el escuchar a personas quejumbrosas daña el cerebro, y que sin duda con el tiempo uno «se contagia de sus lamentos» y se convierte también en un quejumbroso. No es de sorprender que los científicos hayan descubierto que lo contrario también es cierto.
Un estudio de la revista British Medical Journal, en conjunto con científicos de la Universidad de Harvard y de la Universidad de California en San Diego, muestra que la felicidad se esparce con rapidez a través de canales sociales formados por familiares, amigos y vecinos.
El estudio concluye que conocer a alguien que es feliz hace que uno tenga 15.3 por ciento más probabilidades de ser también feliz. El amigo feliz de un amigo incrementa tus posibilidades de sentir felicidad en un 9.8 por ciento, ¡y ni siquiera tienes que conocer a ese amigo de tu amigo! De ahí se extiende en espiral: el amigo de un amigo de un amigo que es feliz va a rociar mágicamente un poco más de felicidad en tu vida, y así va a alcanzar círculos cada vez más amplios.
No se trata sólo de una experiencia psicológica o emocional. Esa felicidad realmente circula por tus venas, fluye por tus órganos e incluso se abre camino hacia tus huesos. La fallecida Dra. Candace Pert fue pionera en este descubrimiento. Como experta en neurociencias y farmacología, identificó lo que llamó las «moléculas de la emoción», y documentó la forma como nuestros pensamientos derivan en una química interna que o bien nos agita y desequilibra, o bien nos ayuda a sanar y a acceder a estados de paz interior, calma y felicidad.
Cuatro Consejos para Impulsar Nuestra Felicidad
Practica estos consejos a diario para mantener una química interna sanadora y poner una sonrisa en los corazones de toda la humanidad:
Practica la gratitud. Es fácil quedar atrapado e incluso volverse adicto a los fracasos, dramas y preocupaciones personales. En lugar de eso, enfócate en todas las bendiciones que tienes al ser tú. La mitad del mundo vive con menos de 2 dólares al día. La mayoría de nosotros tiene camas cómodas donde dormir, baño y ducha, comida en el refrigerador, autos que manejar y muchas más cosas de las que necesitamos. Vivimos en un maravilloso estado de libertad y tenemos innumerables oportunidades de elección. Hay gente que te quiere y te necesita. Qué bendición. Acuérdate todos los días de que el vaso de tu vida no está sólo medio lleno, sino que fluye hacia afuera.
Apaga el ruido negativo. Aun cuando no puedas evitar a todas las personas o situaciones difíciles en tu vida, ciertamente puedes hacerte a un lado de muchas de ellas. Apaga la televisión, evita como si fuera la peste la radio que fomenta el odio, aléjate poco a poco de los amigos y conocidos que son constantemente negativos y busca ambientes más tranquilos durante tu tiempo libre.
Busca milagros. Encontrarás milagros en todos los aspectos cotidianos y a veces mundanos de tu día a día: el silbido del viento al pasar través de los árboles, el canto de un pájaro, una planta en flor, la sonrisa de un niño. Presta atención, habita por completo el momento presente, y los milagros te encontrarán a ti.
Formula un mantra. Piensa en una frase simple que afirme tu camino hacia una mayor felicidad, como «la vida es una bendición», «Veo lo mejor de cada persona» o «Estoy lleno de alegría». Encuentra aquello que haga eco en ti y repítelo en silencio para ti mismo todo el tiempo. Recuerda que cuanto más feliz seas, más ayudarás a subir la vibración de aquellos a tu alrededor y de todos a su alrededor.
En conclusión, eres lo que comes a nivel físico y eres lo que piensas, lo que permites que entre a tu conciencia y las personas con quienes te relacionas, a nivel emocional. Y lo que es más importante: cuando estamos sumidos en nuestra propia infelicidad, dañamos a los demás, incluso a personas que ni siquiera conocemos. Cuando somos más optimistas, compasivos y alegres, cuando perdonamos más, no sólo nos ayudamos a nosotros mismos, sino que hacemos del mundo un mejor lugar.
por: Bhava Ram - Chopra Center