La paciencia no es pasividad ante el sufrimiento, no reaccionar o un simple aguantarse: es fortaleza para aceptar con serenidad el dolor y las pruebas que la vida pone a nuestra disposición para el continuo progreso interno. Definitivamente la paciencia es una virtud, una virtud que acompaña al ser humano y que se caracteriza por el poder soportar todos los contratiempos y las dificultades que se nos atraviesan en el camino.
Viéndolo desde el punto de vista filosófico, «la paciencia es la constancia valerosa que se opone al mal y a pesar de lo que sufre el hombre no se deja dominar por él». Muchos momentos de nuestra vida requieren de paciencia, pues implica tolerancia, calma, pasividad frente a la manera en la que accionamos ante determinadas situaciones o determinados momentos.
No se trata únicamente de poseer la virtud del aguante, de la tolerancia a las adversidades, consiste además en enfrentar estas contrariedades con fortaleza, con entereza y sin lamentos, esto es lo que caracteriza a las personas maduras, aquellas que saben esperar con calma lo que no depende de ellas y que definitivamente transforman el sufrimiento que acompaña la espera.
La paciencia es necesaria para vivir en pareja, para negociar, para no volverse loco en un atasco de tráfico. Para cualquier situación en la que puedas ponerte en el lugar del otro en vez de gritarle – Jesús Carrasco.
Hay circunstancias en nuestra vida que lamentablemente no podemos cambiar de forma inmediata, hay momentos que no podemos transformar de una manera rápida, y definitivamente no siempre se obtendrán resultados que esperamos o que queremos, sin embargo, desarrollando la paciencia, cultivando la sabiduría de esperar y de tolerar cualquier adversidad y cualquier situación, esa espera será distinta, nos hará diferentes, será parte de la madurez del ser humano, será parte de nuestra personalidad y de nuestra manera de enfrentar la vida y finalmente, sabremos reconocer cuando llegan los resultados oportunos y sacar provecho de ellos.
Haz de la paciencia tu eterna compañera, conviértela en tu aliada, recíbela cada vez que la veas llegar, aprenderás a ser una persona más serena, más comprensiva, con menos prejuicios y por ende tendrás una visión más clara de todas las cosas. Ser más paciente contribuye a gozar de mejor salud, tomar mejores decisiones y conservar las amistades.
La sabiduría y la madurez que otorga la paciencia no se aprende, nadie te la cuenta, no se transmite, solo está latente esperando pacientemente ser encontrada.
Un hombre no se siente orgulloso de las alegrías y del placer. En el fondo lo único que da orgullo y alegría al espíritu son los esfuerzos superados con bravura y los sufrimientos soportados con paciencia – Roberto Walser
Fuente: Rincón del Tibet