Estas son 7 palabras que deberíamos incorporar más en nuestro vocabulario, pero más aún, en nuestra hacer cotidiano. Muchas veces queremos que nuestras vidas sean mejores, sean “mágicas”, pero no estamos yendo en el camino correcto que nos haga experimentarlo.
Primero que todo, tenemos que ser conscientes de que estamos desviados del camino, un sólo movimiento que nos lleve hacia el correcto y puede que empecemos a ver eso que realmente deseamos. Revisa las siguientes palabras mágicas que le darán sentido a tu vida si las haces conscientes cada día.
1. Muévete
Mueve tu casa, tu cama, tu cuerpo. Camina, recorre los lugares que amas y visita aquellos que aún no has conocido, renueva tus espacios, planta flores nuevas, recorre la vida de otra manera, distinta a lo que has hecho hasta ahora. Sal de la rutina del trabajo, las relaciones y los patrones de vida.
Cambia tu perspectiva, aléjate de aquellas cosas que te dañan y que ya no son aporte en tu día a día, y sí, acércate a quienes te aprecian, te hacen sentir cómodo y aceptan toda tu autenticidad, a quienes te aman tal como eres. No necesitas hacer grandes recorridos para hallar aquello que te hace vibrar, a veces moviendo pequeñas piezas y ordenando las cosas, aparecen las nuevas oportunidades y los nuevos renaceres.
2. Toca
Toca tu cuerpo, toca a los que amas. Abraza a aquellos que no has abrazado, a quienes sientas lo necesitan, incluso a aquellos que ponen distancias al contacto físico, lo más probable es que sea quien más necesite el calor del contacto. Toca las flores de tu jardín, toca los animales que pasan por tu vida, toca aquellos objetos que adornan tu día, que te traen paz y bellos recuerdos.
Toca un instrumento musical, aunque sea sólo para jugar con la música, verás como al hacerlo cantar, hará vibrar tu corazón. Toca los árboles, toca el pasto recién mojado, toca la suave arena de la playa, las rocas, el agua. Si el contacto te es ajeno, toca, no lo aplaces ni un día más. Si por el contrario, el tocar te es familiar, afianza esa virtud, úsala para que la vida sea más grata para ti y para quienes alcances con tus manos. Tocar es en la cercanía, una manera de concretar el afecto, el amor.
3. Escucha
Siéntate en silencio y entérate de todo lo que está allí, a tu alrededor, para ser escuchado. Todos aquellos sonidos a los que jamás le has puesto atención, están esperando que los reconozcas. Deleitate con el cantar de los pájaros en las mañanas. Escucha aquellas canciones que hace que tu piel se estremezca. Escucha las olas del mar jugueteando con la playa. Escucha la voz de los que amas, la dulce voz de tu hijo, las amadas melodías de tu amante, la voz ya algo cansada, pero llena de historias de quienes nos ganan en años.
Escucha al otro, en todos sus detalles, es un arte el hacer sentir a alguien escuchado. A veces basta con ese gesto, para ayudar, para aplacar ansiedades, para calmar dolores, por lo tanto, sé generoso y escucha con el corazón. Oye el susurro del viento entre las hojas de los árboles, oye la música de la naturaleza entera, es la música de la tierra.
Pero por sobre todo, escúchate a ti. Tu sabio interno, tu alma fiel compañera. Esa que tiene la palabra exacta que necesitas oír. Allí están las respuestas, allí está la verdad. Escucha a tu corazón, que tiene un idioma tan diferente, pero que siempre sabemos exactamente lo que nos quiere decir, cada latido, es un mensaje de vida y una confirmación del amor.
4. Siente
Sin miedo, nada te puede herir, no pierdas la oportunidad de sentir todo aquello que te da la vida, que te hace humano, que te hace único. Siente en pleno, en todo lo que eres, aquello que te recorre, cada experiencia. Gozo, frío, dolor, hambre, pena, alegría, paz. No juzgues, solo siente.
Cada una se estas sensaciones tienen mensajes para ti, y oportunidades de hacerte un ser más completo. No rehuyas la experiencia, no rehuyas el vivirla a fondo. Siente el amor hasta que tu corazón se rinda. Siente el cuerpo del que amas, su olor, su calor, sus detalles. Siéntete, tus latidos, tu respiración, como reacciona tu ser a cada cosa que vive. Siéntete y arrúllate en ese sentir, esa es la vida que te abraza, eso es esta experiencia física, un festival de sensaciones que te dan la bienvenida.
5. Confía
Tú sabes que eres parte de algo extraordinario. Si puedes reconocer la maravilla que es la vida manifestada, entonces confía en que esa sabiduría inexplicable, es un gran poder amoroso, que teje todas estas historias. Y que detrás de ella hay una presencia ilimitada, desconocida quizás, pero tan cercana. Ante tanta perfección, no queda más que confiar.
Confía en los flujos de la realidad, en los caminos que nos llevan a aquello que necesitamos, para retomar lo que en verdad somos. Confía en que nada es casual, en que todo es un aprendizaje. Confía en esa mano que silente nos empuja a nuestra maestría. Y por sobre todo, confía en ti, en tu poder personal, en la voz de tu intuición. Aquello que resuena en tus oídos, eso es lo que debes hacer, confía. Aquello que se te repite una y otra vez, es lo que debes realizar, confía. Aquello que no puedes dejar de vivir, es justo lo que la vida te presenta para crecer, confía. Aquello que sientes palpitar en tu ser, es todo aquello que te espera, para ser encontrado, confía. Aquella voz que en susurros, te muestra con exactitud lo que necesitas ver, es la voz de Dios, confía.
6. Entrega
Lo mejor de ti, todo aquello que haces tan bien. Tus maravillosos dones, tu cálida sonrisa, la caricia oportuna, la palabra que anima. Da tu compañía, tu presencia, tu energía. Entrega tu tiempo como un regalo, tu miradas de empatía, tu contagiosa esperanza. Entrega tus ganas de vivir, para despertar al que está desanimado. Entrega esa caminata de la mano, de quien te ha elegido, de ese quien tú has escogido. Entrega ricas comidas, preparadas con la sal del amor. Entrega reuniones que son, un homenaje a la amistad, al compartir. Entrega el silencio que insta, a que el otro se exprese. Da una palmada de cariño, un recorrido por la alegría, un paseo hacia el re-encuentro, un gesto de bienvenida.
7. Recibe
Cada regalo que te ofrece el destino. Recibe las experiencias de los aprendizajes que vibran en ti y que te buscan sin condiciones. Recibe los elogios, que te impulsan a continuar. Recibe cada ofrenda de tu hermano, de cada amanecer, de cada vivencia, de todo cuanto te toca con su mano mágica. Recibe el amor a manos llenas, para que lo des a manos llenas. Recibe la melodía de la naturaleza, la luz del sol que te saluda cada mañana. Recibe la compañía de los que amas, tan incondicional. Recibe con amor, todo cuanto eres. Recibe con una sonrisa la música, los colores, los aromas y los sabores de la vida. Recibe sin apelar, sólo con agradecimiento. Recibe con humildad, aquella que te hará entregarte con la misma devoción. Recibe agradecido, emocionado, lleno de asombro y certeza, cada regalo de esta vida.
Comparte esta información, compártela con quien creas que la necesite.