Una de las siete leyes Universales es el principio de Correspondencia y es quizá las más importante de todas y dice: “Como es arriba, así es abajo. Como es abajo, así es arriba”, «Como es adentro, es afuera»; esto quiere decir que el mundo exterior de cada uno de nosotros es un fiel reflejo de nuestro mundo interior.
Quien insulta, se insulta. Quien desprecia, se desprecia. Quien odia, se odia. Quien maldice, se maldice. Quien critica, se critica. Quien miente, se miente. Quien acusa, se acusa. Quien juzga, se juzga. Quien maltrata, se maltrata. Pues todo aquello que de nosotros sale a nosotros regresa, a nosotros pertenece y a nosotros afecta.
COMO ES ADENTRO ES AFUERA
Todo lo que haces, piensas o dices del resto del mundo, te define en este momento, aquí y ahora y vuelve a ti, convirtiéndose en un círculo, en una rueda que no es fácil de romper, así como en un gran engaño, debido al hecho de creer que toda esa visión pertenece sólo al exterior.
Si lo que de ti sale es engaño, espera sólo ser engañado; si lo que de ti nace es simpatía, disponte a recibir simpatía, si lo que de ti sale es rencor, no esperes ser perdonado y si lo que de ti surge es incomprensión hacia los demás, prepárate para no ser comprendido.
Porque lo que ves fuera, a tu alrededor, es justo lo que llevas dentro. Todo aquello externo a lo que tu mente presta atención, que enjuicias o valoras, es exactamente lo que existe en tu interior. Y cuanto más duele ver un defecto o un comportamiento en los demás, más profunda es la herida, porque reconoces la tuya propia.
Si quieres conocerte, pon atención a tu entorno, a todo lo que tu mente observa cada día a tu alrededor y estarás frente a un retrato de ti mismo, frente a un dibujo exacto de tu interior. Porque lo que es fuera, también es dentro y lo que es adentro, se refleja afuera.
Muchas personas quieren mejorar o cambiar algunos aspectos de su vida intentando que los demás cambien, porque no les gusta lo que ven reflejado en el espejo de su vida y solo adornan ese espejo, en vez de ir a lo que realmente es importante, la causa del reflejo que les disgusta en ellos mismos.
¿Te haz dado cuenta que tal vez los consejos que se dan a los demás, son los que mejor nos sirven a nosotros mismos, cuando nos encontramos en una situación parecida? Porque lo que de ti surge está hecho justo para ti, ahora, en este momento.
Sólo hay una cosa en el mundo que podemos controlar y es la forma de pensar. Sabiendo esto, que la vida es una rueda y que todo está en nosotros, sólo podemos vislumbrar una solución para romper este círculo, para cambiar el mundo y para cambiar nuestro destino, que es dirigiéndose al cimiento de la mente, al lugar de donde emerge y se manifiesta nuestro yo: el pensamiento. Y para ello es necesario observarlo, estudiarlo y controlarlo.
O al menos, encender una luz de alarma, un dispositivo que nos avise que entra en nuestra mente un pensamiento que no nos conviene, inadecuado, perjudicial para nosotros. Y en cuanto seamos avisados, localizarlo, reconocerlo y desecharlo. Cambia el pensamiento y sanarás tu cuerpo. Por eso es importante aprender a escucharnos, a mirarnos y a comprender lo que sentimos.
Sólo desde el interior, desde dentro, se puede modificar todo, se puede mejorar el entorno; sólo el interior dirige el camino, porque todo está en ti, todo depende de ti y sólo a ti volverá. Porque como es adentro, es afuera.
Yo soy otro tú y tú eres otro yo. Todos somos uno en la fuente divina.