La luz que brilla en nuestro interior es un reflejo de nuestra esencia divina y sagrada. Cuando esta luz aumenta, se abre una puerta a nuevas oportunidades, experiencias y personas en nuestra vida. En el plano espiritual, este aumento de luz se relaciona con un crecimiento y evolución en nuestro camino de vida, permitiéndonos acercarnos cada vez más a nuestra verdadera naturaleza.
Pero este proceso no es solo un camino individual, sino que también tiene un impacto en las personas y energías que nos rodean. Al aumentar nuestra luz, somos capaces de atraer a personas que se alinean con nuestra vibración y propósito, creando conexiones auténticas y significativas. En este sentido, cuando tu luz aumenta, se abre un mundo de posibilidades en tu vida y en las vidas de aquellos que te rodean.
A continuación, quiero compartir con ustedes un escrito que me ha inspirado a reflexionar sobre el poder de nuestra propia luz interior. Se trata de una reflexión que nos invita a encender esa luz y permitir que brille en todo su esplendor, atrayendo nuevas personas y experiencias a nuestra vida.
Cuando tu luz aumenta
Cuando tu luz aumenta, nuevas personas llegan a tu vida, tu vida profesional mejora, te sientes con más vitalidad y motivado, es decir se puede observar cuando las cosas empiezan a caminar en tu vida y esto está relacionado con un aumento de tu luz.
A medida que tu luz aumenta, también lo hace tu capacidad de manifestar tus sueños y deseos en tu vida. Al estar en sintonía con la energía positiva, atraes a ti experiencias, personas y oportunidades que te permiten crecer y avanzar hacia tus metas.
Cuando tu luz aumenta, personas de baja vibración empiezan alejarse solas. Cuando tu luz aumenta, invitas a ángeles maestros y otros guías espirituales a ser parte de tu vida y todos ellos de alguna forma protegen tu camino en esta vida.
Cuando tu luz aumenta, también te vuelves más consciente de tu propósito en la vida y de las lecciones que necesitas aprender para evolucionar como ser humano. Te das cuenta de que hay algo más grande que tú y que estás aquí para servir a un propósito divino. Esto te permite tomar decisiones más alineadas con tu verdadero ser y alejarte de situaciones y relaciones que ya no te sirven.
A medida que tu luz aumenta, también aumenta tu capacidad de amar y ser amado. Te vuelves más compasivo, empático y amoroso, lo que a su vez atrae a ti personas que vibran en la misma frecuencia. El amor se convierte en tu guía y en tu fuente de energía, lo que te permite superar cualquier obstáculo y seguir adelante con fuerza y determinación.
Cuando tu luz aumenta, las malas intenciones de alguna otras personas, difícilmente llegan a ti. Cuando tu luz aumenta, inconscientemente invitas a las demás personas a tu alrededor a aumentar su luz también. En tu corazón, sabes que cosas no aumentan tu luz, solo deja de hacer esas cosas y permite que tu luz empiece a expresarse en tu vida.
Cuando tu luz aumenta, también se manifiesta en tu cuerpo físico y en tu energía emocional. Te sientes más saludable, con más energía y con una mente más clara y enfocada. La felicidad y la paz interior se vuelven más frecuentes y más profundas en tu vida.
También puedes sentir una conexión más profunda con el universo y con la fuente divina. Tu intuición se vuelve más fuerte y aprendes a confiar en tus instintos y en tu guía interior. La gratitud y la compasión se vuelven más naturales en tu vida y te encuentras siendo más amable y generoso con los demás.
Te conviertes en una fuente de inspiración y esperanza para los demás, y tu luz brilla lo suficientemente brillante como para iluminar el camino de aquellos que buscan su propio camino de crecimiento y transformación.
Mereces expresar tu divinidad en esta tierra y para eso, debes permitir que tu luz, crezca en ti. Donde el alma sonría, ahí es.
Por Aleja Bama