Quien comprende que estar aquí en este plano no es más que una maravillosa oportunidad de aprendizaje, ya se encuentra en el camino, y este tiene como propósito fundamental que cada ser humano descubra quien Es.
No obstante, cuando lo anterior no ha tenido lugar, es decir, cuando no se ha adquirido una vasta comprensión de los misterios de la vida con sus infinitas posibilidades y enseñanzas, el individuo está muy lejos de liberarse y está en realidad, creando nuevos conceptos, expectativas, sacando sus propias conclusiones entre lo que realmente es y lo poco que sabe de su identidad profunda y en consecuencia dando pasos basados en una identidad incompleta, esa que en realidad, fabricó su mente.
El ser humano ha desarrollado, por el paso de la Tierra muchos caminos, pero es realmente importante comprender que, en cada paso que da, se encuentra con una infinidad de alternativas que le presenta la vida, algunas que no le llevaran a profundizar dentro de sí mismo y otras que si le permitirán abrir la mente y el corazón, siempre y cuando comprenda cada una de las señales que desde lo alto le llegan, porque es de la única forma que aprende, entonces se forma la senda principal que la Vida ha preparado para brindar al individuo, el conocimiento que, amparado por el amor, constituye la semilla de la sabiduría verdadera.
Es necesario aprender a identificar aquello que lleva a progresar, crecer interiormente y alcanzar algo trascendental, pues existe realmente lo único que debemos conocer para avanzar en este sistema de cosas, y es sencillamente aquello que surge del Amor. Sólo el Amor que está más allá de las palabras llega a iluminar al hombre en la Tierra como base principal. Sin embargo, el amor se ha transformado en un concepto que se ha alejado de su verdadera definición, y tiende a relacionarse equivocadamente con las emociones, desconociendo que amar es la forma natural, en que la realidad se cohesiona con el existir, que le da base y sustenta la creación universal.
Quien encuentra en su propia naturaleza todo aquello que necesita saber, comenzará una etapa en la cual lograra dejar de etiquetar, nombrar o clasificar las situaciones de la vida y las transformará en material cargado de verdades universales que aprovechara para recuperar su poder, debido a que no hallará formas de conceptualizar la totalidad de lo que existe, porque encontrará en sí mismo un reflejo de todo cuanto llama realidad y no podrá definir la Unidad Absoluta.
Es más meritorio que el hombre conozca antes que nada su propio corazón, que la acumulación de saberes basados en conceptos, sin haber encontrado primero en sus propias profundidades aquello que lo separa de su propia esencia y de todo lo que lo condiciona a estar encadenado y a permanecer atrapado en sus apreciadas oscuridades de la que no es consciente. Es más valioso que compruebe primero a través del conocimiento de su propio Ser que mora en el interior, antes que suponga y de por cierto, aquello que aún no conoce, al procurar intelectualizar lo que recibe desde afuera, sin abrir la puerta donde entra la Luz lo que lo guía.
En realidad, no hay nada afuera que pueda ser Verdad y que se denomine espiritualidad autentica, que aquella luz que se ha descubierto dentro, como primer paso.
En este peregrinar se puede acceder a grandes conocimientos de forma externa, complejos esquemas sobre el funcionamiento de las cosas y sobre cómo se debe tener contacto con lo divino, pero si no se ha experimentado o comprobado internamente con plena responsabilidad y disciplina, lo que se “aprende” puede no ser exacto.
Aceptar lo que percibimos a través de los sentidos, sin estar preparados para usar antes el tamiz indispensable que brinda el haber recorrido sin temor, el camino del aprendizaje interior verdadero del amor, que se enseña desde el Interno, no quiere decir que ya se encuentra en la senda.
No será posible cambiar la luz interna que resplandece, por los brillos que surgen de las mentes, antes de estar preparado para aceptar siempre y cuando sea cada uno su propio maestro del discernimiento. Esto es, saber cuándo algo resuena en el interior, y no confundirlo con algo que en realidad, resuena en la mente, que es en definitiva, lo que se asocia con el sistema de conceptos e ideas.
Por lo tanto, el único sendero es el Amor y el maestro está en cada corazón, así mismo la enseñanza está dentro de él, en la medida que la voluntad permita ir despejando el camino del despertar. Entonces poco a poco se logrará acceder a la infinita sabiduría que se halla en las profundidades de cada Ser, en la cual, ante todo, es necesario saber que lo que llega por medios exteriores, son instrucciones que complementan o desvían la luz.
Manifestar obediencia al Ser Interno y establecer comunicación con los mundos superiores permite acceder a la sabiduría que, se obtiene con el propio trabajo interno primero, desde sus propias raíces, y no desde otros. En determinadas circunstancias es bueno el saber escuchar y guardar conocimientos externos, pero no hay que dudar nunca que la Verdad Universal es mucho más armoniosa que cualquier tipo de enseñanza humana y, por lo tanto, ha dotado de un corazón donde se ha depositado aquello que, dado el momento, permitirá acceder a la verdad que se oculta en algo tan simple y a la vez tan grandioso como cuando en el amanecer emerge el astro sol.
-Marisol Garrido-