En un mundo donde a menudo se espera que los hombres sean fuertes, impasibles y sin emociones, es fácil olvidar que ellos también son seres humanos con necesidades y deseos similares a los nuestros. Los hombres tienen emociones, sentimientos y un corazón que también necesita ser amado.
Muchas veces se habla de la búsqueda constante de la mujer por ser admirada, valorada, respetada y reconocida. Sin embargo, ¿qué pasa con los hombres? A menudo se les ha enseñado a ocultar sus emociones y necesidades, a ser fuertes y a no mostrar debilidad. Pero los hombres también tienen deseos y necesidades similares a las de las mujeres.
Quieren ser admirados por su fuerza y determinación, valorados por sus logros y esfuerzos, respetados por sus opiniones y decisiones, y reconocidos por su trabajo duro y dedicación. Sin embargo, muchas veces se les niega la oportunidad de expresar sus verdaderos sentimientos debido a las expectativas y estereotipos de género de la sociedad. A continuación, quiero compartir con ustedes un texto que te invitará a reflexionar sobre la forma en que vemos a los hombres en la sociedad actual.
Dedicado a ellos
A ellos que muchas veces nadie les pregunta cómo están, cómo estuvo su día, si se han sentido bien, si desean conversar, si desean tiempo para descansar, si necesitan su espacio por un momento para estar a solas.
Ellos que también desean ser admirados, valorados, respetados y reconocidos por una mujer.
Ellos que muchas veces en silencio guardan su tristezas, sus inseguridades, sus frustraciones, sus inquietudes, sus miedos, sus tropiezos, su errores.
Ellos que van por ahí siendo una máquina de trabajo, simples proveedores que nadie ve el esfuerzo, los sacrificios, el esfuerzo que hacen para dar lo mejor en un hogar.
Ellos que intentan controlar sus emociones para que nadie los vea llorar, porque crecieron en un mundo donde no debían llorar por el simple hecho de ser hombres.
Ellos que se hacen los valientes, los fuertes, cuando posiblemente en su interior se sienten abatidos con angustia tratando de liberarse de alguna tormenta vivida y necesitan contención. Ellos que también han sufrido alguna desilusión, algún engaño, alguna infidelidad que le ha destrozado el corazón.
Ellos que también sienten, que necesitan ser rescatados, ser salvados, ser cuidados, una mano que los sostenga, un hombro que les permita llorar y poder desahogarse, un abrazo un consejo, un te quiero, te amo, todo estará bien.
Ellos no solo son imagen de macho recio, que todo lo solucionan, que todo el tiempo deben trabajar.
Ellos también son emocionalmente sensibles, desean ser aceptados, desean expresar sus emociones, desean ser reconocidos, desean ser amados y respetados, también necesitan de demostraciones, de detalles, ser enamorados, ser consentidos, ser mimados, etc.
Ellos no siempre deben dar seguridad, contención, comprometerse, ser fieles, prometer, preocuparse de un hogar, pagar cuentas, llevar a pasear, invitar a un cine, o un restaurante, no siempre debe ser el que lleva las flores y el que conquista, el que toma la iniciativa en el amor. Ellos también necesitan como una mujer, tienen emociones y un corazón.
Hay de todo en esta vida, es cierto, pero no debemos olvidar que entre toda esa variedad, también existen hombres dedicados, hombres que aman profundamente, hombres que respetan, cuidan y valoran a sus parejas y a sus hijos. Estos hombres son los que trabajan incansablemente para proporcionar lo mejor para sus seres queridos, los que están siempre ahí para dar una mano amiga, una palabra de aliento y un abrazo reconfortante. Son los hombres que se sacrifican a sí mismos con el único objetivo de hacer felices a los que aman.
Si tienes la bendición de tener un hijo varón tu lado, debes cuidarlo, amarlo y valorarlo. Ellos son los que construyen hogares llenos de amor y armonía.
«Siento compasión por todas esas mujeres que afirman que no existen hombres buenos. Que triste no haber tenido jamás un padre paciente, un abuelo atento, un primo protector, un hermano valiente, un amigo gentil o un novio amoroso».
Por Aleja Bama