Los gatos son maravillosas criaturas con mucha elegancia y que parecen ser seres de otro mundo. Animales que siempre han sido considerados como símbolo de los dioses. Su orgullo, tan similar al de los tigres, ha sido admirado desde el principio de los tiempos. Tratados con respeto y, por qué no, incluso con miedo en algunas religiones antiguas. Eran considerados como los guardianes de las almas en el camino a la otra vida.
¿Sabías que las estatuas de Buda a menudo son representadas con un gato agachado a sus pies? No está muy clara la historia, quizás el amor por los gatos para tomar siestas en lugares donde se sientan protegidos y seguros, esto contaba el budismo theravada, conocida como la escuela de los ancianos,
De esta escuela se origina el «Tamra Maew» conocido también como el «Libro de los Poemas y el Gato» en el que se narra una práctica usada, presumiblemente, por los budistas.
Contaba la leyenda budista que cuando alguien moría, se colocaba un gato a su lado en la cripta. Dentro de la cripta había una grieta de la que el gato podía salir libremente. Si el felino se iba, uno podía estar seguro de que el alma del difunto se había reencarnado en su interior. Esto significaba que la persona había alcanzado el más alto grado de espiritualidad en vida.
Pero ¿por qué se elegían a los gatos? Los budistas consideran al gato como un ser iluminado capaz de transmitir tranquilidad y armonía. Verdaderos maestros Zen con una cola.
Los gatos en otras culturas
Si hablamos de los gatos como figuras sagradas no podemos dejar de mencionar su importancia en el antiguo Egipto. Los gatos fueron considerados como criaturas divinas durante más de 30 siglos y fueron representados por la diosa Bastet, protectora de la fertilidad, la maternidad y la vida doméstica, además de portadora de una buena salud.
Los gatos eran considerados como símbolo de gracia y benevolencia, disfrutaban de los mismos derechos funerarios que su amo, ya que eran momificados y enterrados con él. Una pequeña curiosidad, en Bubasti, una antigua ciudad egipcia, había un santuario dedicado a la diosa Bastet, un templo, según Herodoto, de tamaño considerable. Cada año, el culto ligado a los gatos, atraía a miles de fieles.
Los gatos también están presentes en la mitología nórdica. La diosa Freya, protectora del amor y la belleza, tenía como animal símbolo al gato.
Gatos negros: Una tonta superstición
Los gatos no siempre han sido deificados. Hubieron períodos, especialmente en la Edad Media, en los que estos pobres animales fueron cazados y torturados. Considerados, especialmente los negros, como sirvientes de Satanás y compañeros de brujas, sufriendo una increíble matanza. Fue una bula papal del Papa Gregorio IX la que declaró la «maldad» de estos felinos.
Los gatos son en realidad animales increíblemente curiosos e inteligentes. Les encanta acurrucarse, dormir y sentirse protegidos. Puede que se conviertan en tus mejores amigos, pero nunca serás su amo. Los gatos no tienen amos sino sólo sus pares y pueden darte confianza, compañía y amor incondicional si lo mereces.
«El tiempo pasado con un gato, nunca es tiempo perdido» -Sigmund Freud