PAREIDOLIA: VER ROSTROS DONDE NO LOS HAY

PAREIDOLIA: VER ROSTROS DONDE NO LOS HAY

Quien diga que nunca ha visto caras o figuras en donde no las hay sin duda miente. Caminas por la calle y ves asomar una cara en la pared; o cuando estás realizando un juego al aire libre muy recurrente que es el de adivinar las formas de las nubes, un perro, una oveja o un tren; la fachada de una casa nos puede recordar a un rostro sorprendido si esta posee grandes ventanas; o un monstruo en esa mancha rara que ha aparecido en el suelo; esa característica que los seres humanos tenemos de ver rostros en muchos objetos inanimados o superficies tiene un nombre y es pareidolia.

¿Por qué experimentamos pareidolia?

La pareidolia refleja el procesamiento de información en mecanismos sensoriales de nivel superior en el sistema visual, que generalmente se usan para leer estados emocionales en los rostros (eso nos sirve para entender si alguien está feliz, triste o enojado).

Ocurre cuando algunas partes del cerebro procesan información visual y sacan conclusiones antes que el resto, y es fundamental. Además no se trata de una habilidad única y exclusiva en los seres humanos, se ha descubierto que los monos ‘Macaca mulatta’ también pueden ver caras en los objetos.

Como indica el neurocientífico Colin Palmer, de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) en ‘Science Alert’: «Para que veamos un rostro en un objeto, nuestro cerebro debe reconocer un patrón básico de características, y no se trata solo de eso, nuestra mente intenta reconocer quién es esa persona y leer su expresión, la información de su cara, si nos está prestando atención, está feliz, molesta». Según opina, el intentar no solo ver una cara sino poder descifrar emociones.

PAREIDOLIA: VER ROSTROS DONDE NO LOS HAY

«Es una capacidad extremadamente importante», explica Palmer, dado que las caras revelan muchas cosas y existe una ventaja evolutiva en ser eficiente leyendo rostros.  En algún momento de nuestra evolución el sistema visual con el que vamos equipados se volvió increíblemente sensible ante aquellos estímulos que recuerdan a caras humanas, una parte del cuerpo que resulta de gran importancia para la comunicación no verbal.

«Si hay un rostro cerca, hay una mente cerca. Y eso significa que hay alguien que potencialmente puede causarte mucho bien o mucho daño».

Pensamos que la pareidolia facial es una especie de ilusión visual. Sabemos que el objeto en realidad no tiene mente, pero no podemos evitar verlo con características mentales como una ‘dirección de la mirada’ debido a mecanismos en nuestro sistema visual que se activan cuando detectan un objeto con características básicas similares a caras.

No solo es importante de una manera social, sino para detener a los depredadores. Por tanto, cuantas más caras veamos (aunque se trate de un dibujo en una puerta), mejor para nosotros. En otras palabras, es mejor tener un sistema muy sensible, que detecte muchos rostros (aunque algunos de ellos sean falsos) a uno que no pueda identificarlos todos. Y en un punto de nuestra historia nos volvimos capaces de confeccionar infinidad de objetos siguiendo patrones simples, reconocibles y regulares.

Nuestro cerebro nos hace sabios, pero la naturaleza hace útil a nuestro cerebro. A partir de ahora, cuando tu cerebro detecte una cara o una figura, ahí, donde solamente hay un objeto, recordarás también este artículo.

Acerca de Aleja

"El trabajo sobre sí mismo está en no mirar, ni juzgar a los demás, sino comprender que todo lo que está a mí alrededor, está en mi interior".

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